Tapar el sol con un dedo

Es tanto el odio que Estados Unidos tiene contra Cuba que llegan a crear un verdadero amasijo de leyes, directivas, y todo tipo de documento “legal” solo para asfixiar a Cuba y, por supuesto, acciones terroristas de todo tipo, las que serían imposible de detallar dado el espacio disponible para este comentario. Con su anuencia hoy quiero referirme a la evasión que algunos quieren para tapar el sol con un dedo, intentando minimizar y hasta ocultar la culpa asesina y genocida que Estados Unidos comete contra Cuba desde 1959. “No, el bloqueo no es el culpable”, “el bloqueo es de nosotros mismos”, “sí, es verdad, pero no es el problema básico”.  Es decir, unos se dejan llevar por comentarios infundados; otros por simple ignorancia; y, por supuesto, muchos  intencionalmente diseminan la idea de que todas las grandes dificultades económicas  es culpa de nosotros mismos. Es decir, algo así como que somos victimarios de EE.UU. que “siente gran preocupación por el pueblo cubano”.

Ya sabemos que, con toda la razón del mundo, Cuba insiste, una y otra vez, en demostrar desde 1959 todo el ya incalculable daño que el bloqueo hace contra la isla, aunque nunca será suficiente. Hay que mantener viva la denuncia. No hay otra alternativa posible, porque la crueldad imperial sin límite no debe quedar encubierta. Por tanto, no está demás mencionar con pocos ejemplos algunas de las medidas contenidas en un amasijo de instrumentos “legales”, todos con el objetivo de provocar el malestar y la repulsa al gobierno cubano que de pié a disturbios callejeros y, finalmente, provoque el colapso del gobierno facilitando una intervención “humanitaria” de EE.UU. con su odiosa soldadesca.

He aquí una pequeña muestra de las acciones que practican desde 1959: Eisenhower suspende, en 1961 el comercio con Cuba; en el propio año se aprobó la Ley de Cooperación Internacional, la que prohibía  toda ayuda a cualquier país comunista incluida Cuba u otra nación que nos prestara colaboración; el presidente Kennedy, mediante un documento presidencial (3447) impone un “embargo” que prohíbe la importación a EE.UU. de todo bien de origen cubano; bajo el propio gobierno Kennedy se diseñó la Operación Mangosta para practicar acciones diplomáticas, políticas, económicas, psicológicas, espionaje y actos terroristas, todo ello para provocar la rebelión del pueblo y justificar una intervención militar directa de Estados Unidos “el salvador de los pueblos”, y dejar a Cuba como un cementerio o un manicomio, como expresó Eduardo Galeano. Los propios medios, sumados a la siniestra comparsa se encargarían en demostrar que la penurias del pueblo son causadas por un sistema “fallido” y no porque las cause el país norteño.

Por supuesto, hay muchas más acciones imperiales para los desobedientes cubanos que no quieren nuestro sistema democrático y defensor de los derechos humanos. Dígase Ley Torricelly, Helm Burton, múltiples sanciones y multas para aquellos que decidan en alguna medida apoyar a Cuba; es decir, Estados Unidos se considera con el supremo derecho de castigar a todo país que no obedezca sus leyes extraterritoriales. En definitiva, contra Cuba se han cometido –y cometen- increíbles atrocidades y actos criminales, y quizás los más crueles sean la voladura de un avión de Cubana de Aviación en pleno vuelo que causó la muerte a un equipo deportivo que retornaba de regreso a la patria; la explosión del vapor Le Coubre, también con innumerables muertes de cubanos; la invasión por Playa Girón y hasta más de 600 intentos de asesinato a nuestro Fidel Castro.

En muchas ocasiones me he preguntado ¿cómo es posible que algunos, a estas alturas, alberguen dudas sobre el verdadero culpable de nuestras evidentes dificultades  económicas?, ¿por qué insisten en tapar el rabo al diablo? ¿Qué ganan con tales actitudes, a no ser el deterioro de su propia dignidad? Porque lo que sí está claro y evidente es que sí tenemos dificultades generadas por nosotros mismos, como las puede tener cualquier otro país, deficiencias por causa de la burocracia y otras anomalías que nos daña. Pero que alguien afirme que nuestros problemas, todos, son por nuestra culpa es, sencillamente, una aberración.

Bueno, si es así que levanten el bloqueo y quedemos al descubierto…¿por qué no lo hacen?

“El cariño es la llave del mundo. Y el odio es su estercolero”. José Martí

Autor

  • Silvio José Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

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