Honradez contra simulación

Un malintencionado, que por serlo no creía en Martí, quiso burlarse de él preguntándole si había entendido el significado de las palabras del Maestro, teniendo en cuenta que lo había aplaudido con gran pasión.

Es entonces cuando el humilde hombre le contesta: “Yo no sé exactamente lo que quiso decir, pero sí sé que todo lo que dijo es verdad”. En mi interpretación personal pensé –y sigo pensando- que la honradez de aquel hombre tenía mucho más valor, porque las palabras del Apóstol,  pronunciadas con tanta vehemencia y patriotismo, no podían ser las de un hombre hipócrita de mezquinos intereses.

Sin embargo, quien procede de la forma que lo hizo el supuesto intelectual, es la misma o muy parecida a los que hoy se esconden tras hipótesis que persiguen no solo introducir “beneficios a nuestra revolución”, en cuyo caso único sería encomiable, sino en virar al revés totalmente todo lo noble y digno logrado por ésta y en definitiva, postrarse ante el amo que reclama más obediencia que rebeldía. 

Creo que sería menos humillante mostrar sus opiniones de manera más clara y directa sin necesidad de regodearse amparados en una supuesta preocupación que tienen con la Revolución.  Digan que están decididamente contra las ideas defendidas por la Cuba de hoy, y así, habrá que decirles que, al menos, son valientes y tienen… Llama la atención que en estas nuevas ideas, prácticamente nunca se mencionan las maravillosas obras de la revolución, obtenidas bajo el asedio constante del enemigo mayor.

En unos casos se reconocen, pero de soslayo, como quien no quiere, pero le puede dar cierto grado de autenticidad y credibilidad; en otros únicamente nos hablan de todo lo que se pudo haber hecho en la economía y no se hizo por una “supuesta tozudez” de la alta dirigencia de mi país. Pero lo que realmente indigna es la desfachatez agazapada que se adivina detrás de sus afirmaciones.

Vale la pena solo algunos pocos ejemplos: “nuestros problemas siempre se achacan a EE.UU”, (manera de ocultar que es esa nación y su sistema  la causante principal del enorme daño que se le ha hecho a Cuba; “que no somos capaces de producir un pensamiento propio” (cómo es posible a estas alturas, si es precisamente por tener un pensamiento propio  que estamos luchando sin tregua por mantener a nuestra patria con decoro y dignidad sin arrodillarnos).

Estos señoritos y señoritas pretenden, mediante unas frases rebuscadas y bonitas, ocultar lo que el sol alumbra a diario. Analizan los problemas en Cuba tal si fuera una vidriera refrigerada, en la que no se sabe colocar los distintos elementos que se pretenden mostrar y en la que todo está anquilosado y sin perspectivas. Pero todo ello esconde el verdadero y macabro objetivo. No otro que crear progresivamente en las masas sentimientos de pesadumbre y desesperanza, lo que sirve en bandeja de plata a los intereses imperiales.

¿Por qué no hablan de los enormes beneficios que la revolución nos ha entregado? Por qué no dicen que antes éramos un país colonia y despreciado y hoy muy distinto con un pueblo verdaderamente heroico luchando sin blandenguería contra el imperio estadounidense?

¡Es la hora de defender la patria y no la de andar detrás de las cortinas tejiendo maldad! ¿Problemas? Claro que los tenemos, pero estamos en camino seguro para erradicarlos, pero con dignidad nacional, sin tutelaje ni bajar la frente ante el enemigo. Que levanten el bloqueo y verán hasta dónde llegará mi país.

Pesan mucho sobre el corazón del genio honrado las rodillas de todos los hombres que la doblan”. José Martí

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