Cuba desnudando la injusticia

En una de sus magistrales ideas nuestro Fidel decía: “Si hoy resulta posible prolongar la vida, la salud, y el tiempo útil de las personas, si es perfectamente posible planificar el desarrollo de la población en virtud de la productividad creciente, la cultura y el desarrollo de los valores humanos, ¿Qué esperan para hacerlo? Triunfarán las ideas justas o triunfará el desastre”.

Esas son verdades como el sol que nos alumbra, y hoy tienen una vigencia como nunca, porque hemos llegado a la certeza que nadie, con decoro, se atreve a cuestionar. Es un mundo en estado  grave con peligro para la vida; le hacen una incisión profunda y descubren lo que ya era de esperar: “hay que acudir corriendo pues se cae el porvenir», como ha dicho Silvio en su gran obra “La Era”

Cuba ha dicho en Francia,  con firmeza, verdades que, como saetas, se han clavado en la maldad y la injusticia, y lo ha hecho sin ambigüedades, sin pedir permiso a nadie, con claridad y valentía en su condición de Presidente pro tempore del G-7+China. Veamos algunas de tales verdades, muchas de las cuales el mundo rico se empeña en negar por egoísmo criminal: es imperativo una reforma de las instituciones financieras internacionales que tenga en cuenta los intereses legítimos de los países en desarrollo, sometidos a grandes desajustes que favorecen a unos pocos países  ricos y desestiman las urgencias de la mayoría empobrecida.

Mucho más denunció nuestra Isla rebelde: las nefastas consecuencias que tiene para el mundo pobre el orden económico y financiero internacional, profundamente injusto, antidemocrático, especulativo, y excluyente que gravita con mayor fuerza sobre las naciones en desarrollo.

Cuba también denunció el peso tan injusto de las deudas que sufren, precisamente, los que más han aportado a la riqueza. Y con claridad meridiana se dijo que nuestros pueblos no deben ni pueden seguir siendo laboratorios de recetas coloniales y renovadas formas de dominación que emplean la deuda, la arquitectura financiera internacional actual para perpetuar el subdesarrollo e incrementar las arcas de unos pocos a expensas del Sur.

Nuestra nación mencionó en Francia la gran urgencia de que el mundo cuente con un nuevo orden internacional mucho  más justo. Y añadimos lo decepcionante que resulta constatar que la meta de 100 mil millones de dólares al año y hasta el 2020 para combatir el cambio climático nunca se ha cumplido. Y ya en el final de la intervención de nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel, volvió muy acertadamente al pensamiento de Fidel: “No pasemos a la historia como los líderes que pudimos marcar la diferencia en el destino común y fuimos incapaces de lograrlo”

Solo seis minutos bastaron a Cuba para esclarecer, denunciar y señalar el camino de justicia elemental para nuestros sufridos pueblos. Pero ahora mismo, tenemos la mayor urgencia para que en el menor tiempo posible alcancemos la tan deseada justicia para los pueblos del Sur, tan olvidados a pesar de que su sudor ha sido, precisamente,  el mayor contribuyente de su propia desgracia. ¡Y todavía esperan nuestra gratitud por haber permitido que nos explotaran! Así es el mundo rico, el que necesita, por serlo, carecer de sentimientos de justicia. Si los tuviese no sería lo que es.

Sin lucha no hay solución, porque como dijo Martí “Mejor es vivir abrazado por el sol que ir por el mundo como una piedra viva con los brazos cruzados”.

Autor

  • Silvio José Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

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