Fidel: su excarcelación y liderazgo de una Revolución en marcha

Presionado por la opinión pública, por el trabajo que el Comité Pro Amnistía y las denuncias constantes de Fidel desde la prisión, el tirano firmó el 6 de mayo, el proyecto de Ley de Amnistía para los delitos políticos aprobada el día 4 por el Congreso. Al día siguiente se publicaron en la Gaceta Oficial las leyes 2 y 3 sobre la Amnistía.

La prisión, gran escuela para los revolucionarios, había sido convertida por Fidel en una verdadera trinchera de ideas que había comenzado con la redacción del documento conocido como La Historia me Absolverá, salido del presidio con una inteligencia inaudita y que se distribuyó en todo el país por combatientes selectos, entre los que se hallaban Haydée Santamaría, Melba Hernández, Ñico López y Machado Ameijeiras, entre otros.

El 15 de mayo de 1955, Fidel y sus compañeros salían de prisión   De la Isla de Pinos viajarían en el vapor “El Pinero” para desembarcar en el Surgidero de Batabanó  y de allí, en ferrocarril, arribar a la terminal de trenes de la Habana, donde lo esperaba una impresionante aglomeración de personas, entre otros José Antonio Echeverría y otros dirigentes de la FEU, así como Aida Pelayo, por el Frente Cívico de Mujeres Martianas, Gustavo y Ángel Amejeiras.  Del sector de la radio y la televisión se hacían ver los compañeros Wilfredo Rodríguez Cárdenas, Julio Ariosa y Gabriel Palau, éste compañero de la infancia de Fidel, en Santiago de Cuba.

Tanto Fidel como Raúl – quien sería el primero en marchar al exilio a México, debido al acoso policíaco y el peligro para su vida – pasaron  a vivir en el apartamento de su hermana Lidia, situado en la calle 23 esquina 18, en el Vedado, convirtiéndose esa dirección en un punto muy activo para las reuniones que organizaba Fidel.  Entre las primeras figuró la que sostuvo con el Presidente de la FEU José Antonio Echeverría, de manera privada.

Personalmente, conservo entre mis recuerdos más preciados aquellos días y horas antes de la excarcelación.  Había obtenido por oposición y mediante un contrato una plaza de taquígrafo-mecanógrafo en el noticiero de la Cadena Oriental de Radio, situada entonces en la calle Campanario 215, esquina Concordia, zona donde se hallaban varios órganos de prensa, entre ellos, La Calle, de Luis Orlando Rodríguez y que sería utilizado por Fidel como su principal vía para la comunicación escrita con su pueblo, hasta que dicho medio fue clausurado por la dictadura el 17 de junio de 1955.

Mi labor diaria consistía en escuchar durante 8 horas las transmisiones de Radio Reloj, emisora local pero que tenía entonces el mejor equipo de corresponsales de Cuba.

Después de la excarcelación veía a diario las visitas a la emisora de dirigentes de distintas organizaciones sociales y políticas para entregar comunicados y notas de prensa de apoyo a Fidel y a sus compañeros recién liberados.  Si bien aumentaba esa actividad, también los cuerpos represivos y en particular, el Ministerio de Gobernación, no perdían de vista los movimientos de Fidel, como también las informaciones que publicaban los órganos de difusión masiva.  Por ello clausuraron por varios días el noticiero de Cadena Oriental de Radio a la divulgación de noticias sobre Fidel.

La primera visita de Fidel a una emisora de radio se produjo el 19 de mayo a la Onda Hispano-Cubana ( 1060 ), situada en los bajos del edificio del Retiro Odontológico en calle L entre 21 y 23 en el Vedado para participar en un radio-mitin en que habló la destacada ortodoxa Pastorita Núñez y el propio Fidel, a escaso tiempo de llegar la policía.

Un día después, y ante la petición de Wilfredo Rodríguez Cárdenas, actor – quien llegó a ser después el Coordinador del Movimiento 26 de Julio en la radio y la televisión – Fidel visitó la Cadena Oriental de Radio, la que se había trasladado a La Habana desde Santiago de Cuba pocos meses después del ataque al Cuartel Moncada.  Previamente y en sus planes, dicha emisora había sido seleccionada por Fidel, de triunfar ese hecho, para que el pueblo se sumara a la Revolución.

Recuerdo aquel hombre alto, vestido con su traje color gris, que dando pasos largos, se dirigió al estudio de grabaciones que quedaba en la planta alta del edificio donde ya esperaba un nutrido grupo de personas, sobrevivientes de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, y simpatizantes y admiradores de lo que ya representaba Fidel para Cuba, en cuanto a su pensamiento político y acción.

Atendiendo a mi trabajo en el noticiero sentí que me tocaban en mi  espalda.  Me quité los audífonos .
Era Wilfredo, quien acompañado de Pepe Mederos ( después jefe de las comunicaciones clandestinas del Movimiento por clave con la Comandancia del Ejército Rebelde- y el cubano-dominicano Pedro Mir (quien llegara a ser el poeta nacional de República Dominicana).

¡Vamos, que tú te lo mereces por ser joven.!  De inmediato subí al estudio donde Fidel sentado en una esquina de un buró se disponía a hablar.  Había un silencio total. Sólo el habló dando una panorámica de la grave situación que atravesaba el país, el por qué del Moncada y del Carlos Manuel de Céspedes, rindiendo homenaje a sus compañeros caídos en acciones. Por último, se refirió extensamente a la situación política y represiva de los golpistas del 10 de marzo de 1952.

Ya en la despedida de los presentes Wilfredo me llevó en dirección a Fidel, diciéndole: Doctor, quiero presentarle al trabajador más joven de la emisora, quien a  la vez que me miraba fijamente, empezó a hacerme preguntas, como  conocer mi nombre, que estudiaba, que tipo de trabajo hacía en la emisora.  Por mi parte, entre nervioso y respetuoso, le contesté  cada una de sus inquietudes.  Fue un diálogo fugaz, pero inolvidable, que terminó con otra pregunta, como si fuera un  examen final. Bien, me dijo,  ¿qué tú crees de la situación de Cuba?, contestándole de inmediato: “Hay que tumbar a Batista”.

Fue entonces que me puso una de sus manos en el hombro izquierdo y dirigiéndose a Wilfredo le dijo:  “Cuiden a este muchacho que quizás un día pueda hacer mucho por la patria que tanto necesita.”

Desde que Fidel sale de la prisión hasta que se ve obligado a salir al exilio y a asentarse en México, el 7 de julio de 1955  – antes había dejado constituido oficialmente el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, el 12 de junio -, tuvo sobre sí una verdadera  vigilancia.  Ello no impidió que con su audacia se entrevistara con revolucionarios, sobre todo jóvenes,  que posteriormente  tendrían una actuación destacada en el Ejército Rebelde y en la clandestinidad, frente a la sangrienta dictadura batistiana

 

15 de mayo de 2018

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