El odio y el cinismo de la Casa Blanca contra Cuba y los cubanos

Si a alguien le quedaba dudas del carácter genocida, hipócrita y agresivo del bloqueo, las recientes decisiones de la administración Trump le han mostrado fehacientemente la esencia malloriana(*) de tal política. Rendir por deseperación, hambre y necesidades a un pueblo es la mejor opción política que puede ocurrírsele al gobierno estadounidense.

Les ofuzca la capacidad de resistencia de una nación pequeña ante el asedio y la agresión permanente, el enorme sentimiento de solidaridad que practica, la decisión de no dejarse avasallar ni ceder soberanía e independencia.

No satisfechos con atacar el principal sector de la economía cubana, el turismo, prohibiendo los viajes de cruceros y las visitas bajo la licencia Pueblo a Pueblo (bajo la cual viajaban a nuestro país la mayor parte de los estadounidenses que podían hacerlo), de perseguir con saña a las navieras que intenten transportar petróleo y derivados hacia Cuba y sancionar a la empresa cubana importadora de combustible CubaMetales; ahora limitan las remesas familiares y atenazan aun más el flujo de divisas desde y hacia Cuba.

Se trata, a decir del Secretario del Tesoro, de «aislar financieramente al régimen cubano». Para el señor Munchin «Por medio de estas enmiendas regulatorias, el Tesoro está negando el acceso a Cuba de divisas convertibles, y estamos frenando el mal comportamiento del gobierno cubano, mientras continuamos apoyando al pueblo de Cuba que tanto sufre».

Una pieza antológica de cinismo. ¿Qué tanto apoya al pueblo cubano quien le aprieta la soga al cuello?

Ya lo había anunciado desde abril un funcionario de Trump a The Examiner, al revelar que la administración planeaba “estrangular financieramente al régimen cubano”. El senador Marco Rubio, madre putativa de este arreciamiento de la política de agresión, añadió entonces que las sanciones recién activadas en virtud del Título III de la Ley Helms-Burton acosarán las inversiones turísticas y afectarán “el alma” financiera de Cuba. “Esto y las remesas –dijo– es cómo ellos generan todas sus divisas”

Fundamentan desvergonzadamente sus sanciones en la ayuda solidaria que Cuba brinda a Venezuela. Rabiosos porque no han podido con la Revolución Bolivariana intentan culpar a Cuba de sus fracasos en la tierra de Bolívar y Chávez.

Apuestan en su estrategia a dividir a los cubanos, a enfrentarnos, a reblandecernos, a sepultar nuestros sueños y esperanzas. Pero esa historia la hemos vivido de sobra y hemos sabido salir victoriosos de los más difíciles desafíos, con muchas menos condiciones que ahora.No hay tiempo para lamentos. Es momento de inteligencia, de buscar alternativas y soluciones a los múltiples problemas que el bloqueo nos plantea, de estrechar la unidad que nos fortalece, de pensar como país. A más odio y amenazas del imperio, más ejercicio fecundo de creación y de resistencia de nuestro heroico pueblo.

*En referencia a Lester D. Mallory, diplomático estadounidense, Subsecretario Asistente para América Latina que escribió en abril de 1960 un memorando de estrategia para Cuba, titulado “La decadencia y caída de Castro”. Mallory argumentó que las presiones económicas eran necesarias porque “no había oposición política efectiva” al gobierno de Castro, que entonces tenía 16 meses. La clave era infligir dolor al pueblo cubano. Mallory escribió que Estados Unidos necesitaba “debilitar la vida económica de Cuba […] para disminuir los salarios nominales y reales, provocar el hambre, la desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Autor