La nueva Guerra de los mundos y un video de Díaz-Canel en redes

Ya los autos iban lejos cuando se escucharon voces y frases inconexas, pero ni eran visibles los rostros de quienes las decían, ni se apreció reacción contraria de las autoridades que permanecían cerca. Qué raro ¿no? Cómo logran explicar los detractores de la Revolución que alguien grite contra el Presidente y no lo detengan o lo «castiguen» los «terribles represores del régimen» que ellos han caricaturizado durante tanto tiempo.

En el corazón de una de las zonas más afectadas por la tragedia, difícilmente alguien ofenda a quien ha venido personalmente para valorar el alcance de sus necesidades y buscar el mejor modo de resolverlas.

Por meses lo que hemos visto donde quiera que Díaz-Canel llega o por donde pasa, es entusiasmo, afecto, reconocimiento, manos hacia sus manos, identificación mutua. Y el desvelo de un político atento a la gente,  que pregunta y escucha, pero, sobre todo, que lleva la sensibilidad a flor de piel y la exige constantemente a sus subordinados.

Que ha metido a los ministros en las calles y destraba problemas con asombrosa rapidez, la misma con que se mueve de una punta a otra del país, con más énfasis y más energía allí donde más duro es el problema. Como se le vio, a las 3:00 de la madrugada del 28 de enero en medio de la oscuridad y los destrozos y pocas horas después, seguramente sin dormir, dirigir el Consejo de Ministros. No es por milagro de Dios que en cinco días, en las zonas afectadas se restableció totalmente el servicio eléctrico.

En pocas palabras: lo que vemos quienes le seguimos de cerca, ya sin asombro por lo reiterado, es la práctica martiana del «amor con amor se paga». El sentimiento de que la continuidad es un hecho. Que las vidas valen más que todo y que seguimos siendo la Revolución del amparo garantizado para quienes menos tienen.

Alguien ha escrito en su muro de Facebook que esa empatía entre el pueblo y el líder molesta a los adversarios y es la causa de la manipulacion más reciente, que no la última, ni siquiera la  primera.

Abundan tanto esas «joyas» de la antiética en las redes sociales, que hay que cuidarse hasta de responderlas, por el riesgo de volverse un vector de la expansión de la epidemia.

Pero no hay que ser expertos en realización audiovisual para advertir en qué consiste la manipulación en el caso del vídeo contra Díaz-Canel. Voces sin cuerpo y cuerpos sin rostro que se mueven en la lógica dinámica de la visita de un Presidente, acompañado de ministros y prensa.

Algarabía, movimientos ágiles de los que custodian el área cuando se marchan y…lo demás lo pone cualquiera. La idea de la protesta será inducida por el titular y el texto acompañante. Es puro fake news.

En otras circunstancias, acaso indignaría menos. Hoy se trata de una práctica criminal con el deliberado propósito de desorientar, confundir, predisponer a una población golpeada y aturdida aún por uno de los más inesperados y violentos golpes de la naturaleza.

Miserables, siente una la necesidad de decirle a quienes usan y abusan de las redes para intoxicar el ambiente. Pero siempre será más útil alistar las alarmas para los próximos inventos.

De eso va la nueva Guerra de los Mundos que viraliza sus ataques con el generoso financiamiento de gobiernos sin escrúpulos, sin límites para el daño y la ofensa. ¿No acaban de inventarle un Presidente a Venezuela?

Ya no vale casi para nada el viejo proverbio de «ver para creer». Hay que creer sí, pero estudiar también. Aprender a identificar, por ejemplo, una fake news, eso que parece ser y no es. O lo que es -manipulación, por ejemplo- aunque no lo parezca.

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