A grandes males, grandes remedios

Hay mucha similitud con lo que le sucede al mundo de hoy, agobiado hasta límites insoportables por la bala venenosa que le dispara a diario un asesino y aventajado discípulo de Hitler. Es hoy, definitivamente el gran mal  al que hay que combatir sin descanso con grandes remedios. He ahí la disyuntiva, porque ya está muy claro que el imperio y sus secuaces no entienden de mesa de negociación, ni apelaciones a la conciencia, ni el clamor de los pueblos¸ ni de los ruegos del Papa.

No dejemos que nos califiquen de incendiarios –alerto antes que alguien o algunos lo pretendan- pero de lo que sí estoy convencido es de que, ante la brutalidad fascista que nos golpea con saña, hay que oponer la fuerza indestructible de los pueblos. A estas alturas ya no hay otra solución. Sin patetismo alguno lleguemos a la conclusión que estamos ante una disyuntiva  impuesta: o morimos indignamente por nuestra pasividad, o luchamos para seguir viviendo con decoro  como se debe vivir.

Observemos hasta dónde llega el imperio y sus amigos incondicionales: el presidente Trump ofrece hasta 15 millones de dólares por el asesinato de un gobernante honesto como Maduro, que además preside un gobierno democrático  elegido por el pueblo; declara sus deseos, planes y amenazas contra cualquier país que no sea de su agrado.

Hay mucho más: mandó a matar  al General de Irak Qasem Soleimani, mostrando su alegría por el éxito de la operación; la Operación Gedeón contra Venezuela contempla el “permiso” para asesinar con total impunidad a patriotas bolivarianos; otro gobierno fascista como Israel efectúa bombardeos indiscriminados contra la población palestina en su afán de seguir robándole territorio; en Bolivia se mantiene en el poder, por orden yanqui, un gobierno de facto que humilla y maltrata a su pueblo, haciendo retroceder todos los incuestionables logros económico-sociales del anterior y legítimo gobierno de Evo Morales  sin que haya la más mínima señal de barrer tanta maldad, a menos que determinadas declaraciones de condena lo logre, cosa imposible de pensar.

Por su parte Nicaragua se mantiene bajo el asedio permanente imperial y en cualquier momento veremos crímenes de lesa humanidad en ese hermano pueblo, porque así lo ha decidido el gobierno estadounidense; y con Cuba parece que no tienen límites para tratar de ahogarla en una marcha de seis décadas, dado que el imperio ha utilizado todas sus armas en el empeño, y sin importarles el clamor mundial para que el bloqueo cese. No les vale de nada, a pesar del terrorismo utilizado contra la isla, el estrangulamiento económico, los múltiples intentos de asesinar a nuestro querido Fidel Castro, ni voladuras de aviones y buques, ni introducción de virus para dañar la economía…en fin, absolutamente nada nos puede hacer retroceder.

Ante tanta infamia no cabe la queja, porque como dijo Martí, ella es la prostitución del carácter. Las próximas generaciones de cubanos y cubanas tendrán todo el derecho del mundo para juzgarnos. Si no actuamos hoy unidos, el futuro, de haberlo, será tenebroso, grandes masas continuarán arrodilladas resistiendo el látigo del opresor hasta que les llegue la muerte indigna por no luchar, por no hacer valer su condición humana. Entonces: SON LOS PUEBLOS LOS QUE TIENEN LA PALABRA COMO REMEDIO A LOS GRANDES MALES.

“Los pueblos, como las bestias, no son bellos cuando, bien trajeados y rollizos, sirven de cabalgadura al amo burlón, sino cuando de un vuelco altivo desensillan al amo”. José Martí

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