¿A qué llamamos Democracia?

Ni remotamente los propios Estados Unidos cumplen con las famosas palabras pronunciadas por Abraham Lincoln en su famoso discurso del 19 de Noviembre de 1863, cuando afirmaba que:

esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la tierra”.

Mientras, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) refiere que:

La voluntad del pueblo será la base de la autoridad del gobierno”.

Hay otros conceptos como aquellos lejanos, donde se define que «es el gobierno de la multitud», (Platón); o «de la mayoría», (Aristóteles). Sin embargo, qué lejos están esas definiciones o conceptos de lo que realmente sucede en este mundo.

Lo más bochornoso e inaudito es cuando gobiernos se atreven a calificarse de democráticos mientras reprimen a sus pueblos con gases lacrimógenos, golpizas, arrastran por la calles a mujeres, hombres, jóvenes; chorros de agua a presión, y hasta les disparan, causando heridos y muertos.

Todo ello para defender los grandes intereses del gran capital de las minorías o, en todos los casos, entregar los recursos de la nación en bandeja de plata al gobierno de los Estados Unidos a costa de más sufrimiento de las grandes masas.

Y entonces se aparece el país del norte como protagonista principal que debe enjuiciar a todos los países para que respeten la sacrosanta, atípica y desvergonzada democracia a lo yanqui. Es el mismo gobierno ejemplo de antidemocracia que se sustenta en el egoísmo y la desigualdad, el mismo irrespetuoso de los derechos humanos y el mismo que a sangre y fuego quiere obligar a la obediencia.

¿Es democracia la espantosa realidad que sufre el hermano pueblo de Bolivia víctima de un Golpe de Estado que pretende erigirse como legal a la vista asombrada del mundo y la pasividad criminal de muchos gobiernos y organizaciones que no ven o no quieren ver?

Y no es de dudar que, como marchan los acontecimientos, un día se aparezcan en las Naciones Unidas tal si fueran honestos y respetuosos de la convivencia humana, los aplaudirán por razones diplomáticas y se marcharán a su madriguera para seguir abusando del noble pueblo boliviano.

¿Y qué decir de la otra hermana, Venezuela, que viene soportando todo tipo de tropelía yanqui para destruir su gobierno legítimo que tanto ha hecho por el bienestar de su pueblo?

Ante este panorama creo que debemos llegar a una conclusión: lo que los pueblos necesitan es mucho más que palabras tan llevadas y traídas a conveniencia como «democracia».

Porque la verdadera, aunque podría tener otro calificativo, es la que brilla en Cuba, garantizando contra viento y mareas del norte, los derechos más sagrados del hombre, dígase como ejemplos la salud, la educación, el acceso libre de todos a la cultura, al deporte, el trabajo  y tantos otros como el celo permanente por la niñez y la juventud, o a los ancianos e impedidos físicos.

Los cubanos odiamos el tipo de democracia que se quiere imponer en el mundo, aquella que viste de lujo fanfarrón y prepotente un cuerpo putrefacto de tanta maldad y egoísmo.

Lo que nunca podrán imaginarse aquellos que cometen grandes crímenes contra los pueblos en la embriaguez de su impunidad y en el carácter efímero de su poder, es que la verdad siempre se abre paso más tarde o más temprano”.  Fidel Castro Ruz.

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