Celia Sánchez Manduley, fibra íntima y querida de la Revolución Cubana

De Celia, y de la trascendencia de su existencia, de su sensibilidad y pasión, de su labor como luchadora y dirigente revolucionaria han hecho referencia investigadores, periodistas, compositores, poetas y otros creadores.

Precisamente una poeta y periodista cubana, ya fallecida, Nancy Robinson Calvet, en una parte de un poema que le dedicó a Celia, titulado “Y aquí en el corazón del pueblo” resumió la existencia simbólica de quién fue bautizada como la flor más autóctona de la Revolución Cubana

Ella aseguró:

 …si quieres hallarla una vez para besar su frente,
no la busques allí donde la luz es tenue,
donde el espacio es tan mudo y breve.
Allí no… búscala en la continua marcha,
en la lucha, en la abnegación, en el denuedo,
donde aparezca el alba y aquí,
en el corazón del pueblo.

También  Adolfo Alfonso, una gran figura de la música campesina en Cuba, aseguró en unas décimas dedicadas a Celia:

Flor autóctona, mujer
Hecha de miel y de acero
Radiante como un lucero
Que baña el amanecer.

Tú naciste para ser
Por la historia perpetuada
Y aunque la sierra empinada
Retumbó por la bravura
Nunca estuvo la ternura
Mejor personificada.

¡Oh paloma verde olivo!
Para rendirte homenaje
Habrá con otro lenguaje
que inventar un adjetivo

¡Oh corazón combativo
Con más luz que el astro rey!
¡Oh discípula de Hatuey!
Esta dicha del presente
Es fruto de tu simiente
Celia Sánchez Manduley.

Moneda de plata en homenaje a Celia Sánchez ManduleyCelia nació el 9 de mayo de 1920 en el poblado de Media Luna, zona oriental de Cuba. Cursó la enseñanza primaria en la escuela pública de Media Luna y luego continuó estudiando en Manzanillo.  Su juventud la pasó después en Pilón.  Su padre era una persona de gran prestigio en la zona ya que era médico.

En los años finales de la década del cuarenta y principios de la siguiente, Celia mostró su adhesión a los planteamientos que hacía el líder del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), Eduardo Chibás, quién denunciaba la corrupción y los turbios manejos de los dirigentes y funcionarios del gobierno.

Cuando en marzo de 1952 se produjo el golpe de estado de Fulgencio  Batista, ella se opuso resueltamente al régimen dictatorial impuesto por la fuerza.

El 21 de mayo de 1953 en unión de su padre y otros martianos  participó en el Pico Real del Turquino en la develación de un busto del Apóstol de la independencia de Cuba, José Martí.

Al realizarse el 26 de julio de 1953 el ataque al cuartel “Moncada”, Celia patentizó su solidaridad con el grupo de jóvenes que habían realizado esa audaz acción bajo la dirección de Fidel Castro.

Algo más de dos años después Celia está entre los fundadores del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en la provincia de Oriente

Durante 1956 en coordinación con el dirigente de esa organización en la provincia de Oriente, Frank País, trabajó de forma intensa en preparar condiciones para darle el apoyo necesario a la expedición encabezada por Fidel Castro que se había previsto llegara por la costa sur del territorio oriental cubano.

En los días posteriores al desembarco Celia desempeñó un papel muy significativo en el apoyo a los combatientes rebeldes sobre todo después del 5 de diciembre cuando en Alegría de Pío los expedicionarios fueron atacados en forma sorpresiva, lo cual provocó una gran dispersión.

En el transcurso de las siguientes semanas ella envió alimentos, armas y todo lo que pudo para los  combatientes que habían podido reunirse con Fidel Castro, para proseguir la lucha en las montañas orientales.

Con respecto a lo que significó la ayuda prestada por Celia Sánchez en esos momentos cruciales, Fidel hizo referencia años después en un discurso pronunciado el 11 de enero de 1981 en la ciudad de Manzanillo.

Se cumplía en esa fecha el primer aniversario del fallecimiento de Celia. Se inauguraba en Manzanillo un hospital clínico quirúrgico al que se le puso por nombre el de Celia.

Entonces Fide señaló:

 …no podemos menos que recordar los días difíciles de aquel diciembre de 1956, cuando desembarcamos en la pequeña embarcación que después dio su nombre a esta nueva provincia, en Las Coloradas, en aquellos días muy difíciles de las primeras semanas, cuando prácticamente quedamos un reducidísimo contingente de los miembros de nuestra expedición. Es imposible olvidar lo que hizo Manzanillo por nosotros a través de la compañera Celia Sánchez, la primera en establecer el contacto entre nosotros y el Movimiento.”

En febrero de 1957 Celia en unión de Frank País y otros dirigentes del Movimiento 26 de Julio  en la provincia de Oriente se entrevista con Fidel en la Sierra Maestra para coordinar el desarrollo de la lucha revolucionaria. Varias semanas después ella colabora en el traslado de un grupo de refuerzo para el Ejército Rebelde enviado por la dirección del Movimiento 26 de Julio en la provincia de Oriente.

En el transcurso del año 1957 después de haber realizado una importante labor en la lucha clandestina se traslada en el mes de octubre con carácter definitivo hacia la Sierra Maestra. Fue la primera mujer en integrar la tropa rebelde.

Trabaja directamente con Fidel  en la  Comandancia General del Ejército Rebelde. Incluso con especial dedicación se preocupa por preservar para la historia documentos y hasta simples notas como una breve comunicación que le dirigió Fidel el 5 de junio de 1958.

La aviación batistiana había bombardeado el firme de Minas de Frío, en la Sierra Maestra y descargó sus metrallas sobre un bohío entre los cafetales. Algunas de las bombas cayeron sobre la choza que habitaba el campesino Mario Sariol. La vivienda estalló en pedazos, con sus viejos muebles y los pocos alimentos y medicinas que estaban guardados allí.

Mario estaba en el secadero de café y al regresar halló todo arrasado y su familia no estaba. En la desesperación no vio que ellos, su esposa y cinco hijos, salían del túnel de una vieja mina de manganeso. Sólo atinó entonces a recoger algunos pedazos de las bombas y cohetes que cayeron. Corrió hacia el campamento cercano donde estaban los combatientes rebeldes.

Al presentarse le mostró a Fidel los restos de las mortíferas armas donde se podía leer la inscripción USAF (United Status Air Force). Y posteriormente Fidel le señaló a Celia Sánchez Manduley, quién se hallaba en el campamento de Las Mercedes:

Celia: Al ver los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy cuenta que ese va a ser mi destino verdadero.”

Tras el triunfo de la Revolución Cubana  Celia trabajó con la misma sencillez y entrega con que lo había hecho durante la etapa de la lucha de liberación nacional.

Mantuvo un estrecho contacto con el pueblo. En 1962 se le nombró Secretaria de la Presidencia y del Consejo de Ministros. En 1964 crea la Oficina de Asuntos Históricos. Al año siguiente integró el primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba y en el primer congreso de esta organización, efectuado en 1975, se le ratificó tal condición. En 1976 fue electa diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular y resultó también elegida Secretaria del Consejo de Estado.

Celia, casi siempre desde una posición anónima, cosa que la caracterizaba, fue la gestora de diversas obras de beneficio popular, como el gran centro de recreación existente en La Habana, el Parque Lenin, y además el Palacio de Convenciones, inaugurado en septiembre de 1979 con motivo de la celebración en La Habana de la cuarta conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL).

Con respecto a la gran labor realizada por Celia en la defensa y desarrollo de la Revolución Cubana, Fidel también destacó en el discurso que pronunció en Manzanillo el 11 de enero de 1981:  

La compañera Celia era muy exigente, muy meticulosa en todos los detalles, muy cumplidora, muy esclava del deber en todos los campos: en la guerra, en la paz, en la construcción del socialismo en nuestro país.”

Y agregó:

Después del triunfo, calladamente, abnegadamente, la compañera Celia Sánchez trabajó durante 21 años por la Revolución, y cuánto se ocupó siempre, y cuánto se preocupó por los campesinos de la Sierra Maestra, por los viejos combatientes de la Sierra Maestra, por todos los que cooperaron con nosotros, cuánto se preocupó por el pueblo de Manzanillo y por los que en Manzanillo cooperaron con la Revolución. Cuando digo Manzanillo estoy pensando en Niquero, en Campechuela, en Pilón, en la Sierra Maestra y en todo. No creo que nadie absolutamente quedó olvidado de su memoria agradecida, con relación a aquellas personas que en lo más mínimo, hasta en lo más mínimo hubiesen cooperado con nosotros en aquellos días tan difíciles. Son miles y miles los campesinos de la Sierra Maestra que de una forma o de otra, cuando tenían algún problema fueron atendidos por ella.”

Celia desapareció físicamente el 11 de enero de 1980. Pero su vida, su ejemplo, su obra, su sensibilidad siguen  siendo fuente de enseñanzas y motivación, no sólo para los que la conocieron sino además para aquellos que nacieron posterior a su fallecimiento.

Y es que Celia es símbolo, en el quehacer de nuestro pueblo permanece su vida y su obra, ella sigue siendo fuente de motivación y enseñanza.

Precisamente en ocasión de cumplirse este 9 de mayo el centenario de su natalicio es válido recordar la vigencia de lo planteado por el Doctor Armando Hart Dávalos quién al rendirle homenaje en el acto de despedida de duelo el 12 de enero de 1980, resaltó:

“Celia era y será siempre para todos sus compañeros, la fibra más íntima y querida de la Revolución Cubana; la más entrañable de nuestras hermanas. La más autóctona flor de la Revolución”.

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