Crimen de lesa humanidad: Otra acción aborrecible del Imperio

Este tema de la migración merece la más severa condena de la humanidad, que ve espantada hasta dónde puede llegar el Imperio con su emperador de turno, uno más, aunque debo reconocer que el actual ha roto todos los moldes dentro de los cuales se movían los anteriores, aún cuando se apegaban siempre al sistema, por naturaleza injusto, que les dio vida.

Pero este insulto a la humanidad  tiene varias caras ocultas: una, la labor de poderosos medios de comunicación que avivan el odio hacia los migrantes; la complicidad de gobiernos lacayos; la siniestra OEA que, por supuesto, calla lo que debe denunciar; y la pasividad o evasión de muchos que no toman partido en el combate. Tal es la triste realidad. Veamos un pequeño botón de muestra:

Una madre hondureña emprendió el camino hacia el norte con sus hijos integrando la caravana hacia Estados Unidos, llegaron a Tijuana y solicitaron asilo, pero fueron reprimidos con gas lacrimógeno por agentes fronterizos de  EE.UU. lo que provocó el natural repudio a Trump. Sin embargo, medios como el canal Fox News avivaban el odio hacia los migrantes. ¿Y la OEA? Silencio total.

Una niña guatemalteca de 7 años y su padre cruzaron la frontera en busca de asilo; fueron detenidos y tras más de 8 horas de detención, la niña empezó a convulsionar, su temperatura aumentó hasta los 41  grados Celsius; llevada a un hospital de El Paso muere por deshidratación, shock e insuficiencia hepática. ¿Y la OEA? Silencio total.

Un niño estadounidense de 2 años de edad sufre de epilepsia e hipomielinización, es internado con respiración asistida y al borde de la muerte en Oakland, California, el padre también estadounidense está a su lado, pero su madre es yemení y no puede entrar a territorio estadounidense debido a la prohibición de viaje a musulmanes, como sucede con países como Irán, Libia, Yemen, Siria y Somalia. ¿Y la OEA? Silencio total.

Por supuesto, habría que agregar gran cantidad de acciones de odio sin límites como puede ser enjaular a niños para separarlos de sus padres, suministrarles medicamentos no prescritos por médicos, como antipsicóticos, cloropromazina, etc; utilizar la fuerza para inmovilizarlos e inyectarles sin el consentimiento de los familiares. ¿Se concibe algo tan cruel?

Y, sin embargo, sucede a la vista del mundo. Pero es que la barbarie se viste de lujo al convertir el sufrimiento en un negocio, veamos: alrededor de 10 mil menores se encuentran en centros de inmigrantes, pero la parte mayoritaria pertenecen o son administrados por compañías privadas, lo que resulta un negocio multimillonario, es decir, para los empresarios lo que vale es que entre más inmigración para recibir más dinero, así de simple.

Es  verdad que algunos congresistas y distintas personalidades del Imperio han denunciado fuertemente la política migratoria de “tolerancia cero” impuesta por el presidente Trump, así como algunos gobiernos progresistas alarmados por tanta crueldad, y también organizaciones humanitarias.

 

Pero no basta, porque el imperio es sumamente poderoso, cuenta con múltiples tentáculos representados por organismos e instituciones que le son serviles, gran cantidad de ideólogos del gran capital que ven el dinero como el objetivo supremo de esta humanidad, y una corte de lacayos que se dedican a enaltecer lo que debe ser aborrecido, como los casos de los Macri, los Bolsonaro, los Piñera, y otros de mentalidad fascista con ropaje de democracia, empeñados en atacar todo lo bueno que sirva a la humanidad para suplantarlo por el odio, el racismo, el desprecio a los más humildes, a la mujer, a la cultura verdadera, y a la propia vida.

No debemos apreciar el problema como algo insoluble. Pienso que de cierta manera podemos sentirnos también culpables por no actuar, al menos con nuestra denuncia a nivel mundial. Cientos de formas pueden adoptarse, unos con más posibilidades que otros; pero lo más importante es la unión, porque sin ella jamás podemos esperar la solución.

Recuerdo ahora la insistencia de Fidel en que no podemos dejar de denunciar, y no debemos conformarnos con la pasividad y la evasión, amigas inseparables del mal. Tengamos presente también que grandes males pueden tener grandes remedios, como lo fue la Revolución cubana barriendo una sanguinaria tiranía apoyada por Estados Unidos. Y ya cumplimos 60 años frente a la bestia y luchando sin cesar.


Martí nos llama para recordarnos que:

Mejor es morir abrazado por el sol que ir por el mundo como una piedra viva con los brazos cruzados”.

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