En el Día de África, de sus hijos de Cuba

La humanidad está en deuda con el tercer continente más extenso de la Tierra, y con sus habitantes. Es la parte del mundo que con más rigor ha sufrido la esclavitud, el coloniaje foráneo y el saqueo de sus recursos naturales. Desde los albores del capitalismo mercantil, las primeras grandes empresas comerciales afincaron en África sus tentáculos para sacarle riquezas y sangre. La vieja Europa creció a costa del saqueo de África, y del dolor de sus pueblos. 

Al concluir la Segunda Guerra Mundial se habían debilitado los viejos imperios europeos que hasta entonces oprimieron al continente africano y se consolidaron los movimientos de liberación nacional. La década de los 60s fue el comienzo de la mayor oleada independentista de los pueblos africanos, quienes tuvieron que enfrentar novedosas formas saqueo neocolonial inducido por los Estados Unidos y la OTAN. 

Cuando la Revolución Cubana alcanzó su triunfo en 1959, nuestra solidaridad consecuente y de principios con África no demoró en evidenciarse.

Y, en efecto, ya en 1961 – no habían transcurrido dos años de nuestra victoria, cuando el pueblo de Argelia libraba aún una asombrosa lucha por la independencia -, un barco cubano llevó armas a los patriotas argelinos. Y a su regreso trajo un centenar de niños huérfanos y heridos de guerra.” (1)

Fue el comienzo de una práctica internacionalista que Cuba exhibe satisfecha como parte de un compromiso histórico. Posteriormente nuestro país contribuyó a la lucha por la independencia del Congo, Guinea Bissau, Angola y Etiopía. Son motivos profundamente afectivos que nos hacen celebrar cada 25 de mayo el “Día de África”, y en esta ocasión renovamos nuestra amistad y fraternidad con ese continente hermano. 

Nos unen sentimientos de sangre y de profundo sentido humanista con las más de mil millones de habitantes que conforman 55 naciones en una extensión que supera los 30 millones de kilómetros cuadrados. Existe hacia ellos una deuda de gratitud eterna. Sin África, sus hijas e hijos traídos por la fuerza y esclavizados durante siglos, la cultura cubana no sería lo que hoy es. Trajeron costumbres, creencias, varios de sus cultivos, bailes y sabiduría que son parte del mestizaje definitorio de la cubanidad. 

El 25 de mayo de 1963 fue creada en la capital etíope – Addis Abeba -, la Organización de la Unidad Africana (OUA), cuya misión primaria fue promover la lucha mancomunada contra el colonialismo, la defensa de la soberanía de los países recién liberados y la dignidad toda de los pueblos africanos.

Al nacimiento de la OUA es históricamente consecuente la I Conferencia Tricontinental, celebrada en La Habana entre los días 3 y 15 de enero de 1966, la cual dio lugar al nacimiento de la Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina. “Cuando las masa negras de Sudáfrica o Rhodesia inicien su auténtica lucha revolucionaria, se habrá iniciado una nueva época en el África.” (2) 

El llamado actual, a través de la actual Unión Africana (2001) se enfoca a otros temas; el África independiente de hoy dirige su mirada hacia lo que se ha logrado y la profundidad de sus transformaciones; también hacia flagelos que continúan golpeándola, y que son parte de la herencia colonial, entre ellos  los conflictos regionales, guerras internas, la corrupción, la sequía, la desertificación, el cambio climático, y la desigualdad.  

Los desafíos para el continente africano son nuevos. Cada momento histórico entraña nuevos retos, y también esperanzas. La lucha continúa de diversas maneras, y muchas de ellas son comunes a otros confines del mundo. 

Es una jornada para celebrar porque el África actual vive una realidad bien distinta de aquella cuando era el más amplio territorio colonial hasta comienzos del siglo XX. Una realidad nueva y esperanzadora a la que Cuba ha contribuido de forma humilde y desinteresada. 

Cuba se siente orgullosa y al mismo tiempo honrada de haber tenido la oportunidad de contribuir en las luchas contra el colonialismo y el racismo en África. Más de 300 000 combatientes internacionalistas cubanos lucharon contra la injusticia y la dominación en el continente, de los cuales más de 2 000 perdieron sus vidas. En suelo africano se mezcló sangre cubana y africana, un vínculo que nos une para siempre.” (3)

El África independiente de hoy asume el presente y el futuro con la tierra fertilizada con la sangre de sus hijos y de muchos cubanos que fueron allí con vocación solidaria. 

Sí, combatientes, y lo decimos con orgullo, porque combatir contra los soldados fascistas y racistas del apartheid, e incluso contribuir a la victoria de los pueblos de África que veían en aquel sistema su mayor afrenta, es y será siempre un motivo de orgullo(4)

Como ayer nuestro pueblo miliciano, hoy nuestros médicos, maestros y profesionales para continuar esa obra de gratitud y amor. ¡Viva el Día de África! 

 

 

 

 

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