Dignidad contra Crimen

Desde 1992, la Asamblea General de la ONU ha aprobado 27 resoluciones que reclaman al gobierno de Washington poner fin a su política de bloqueo contra Cuba, sin condicionamiento alguno.

Cuba la titula “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos de América contra Cuba”.

Se trata de un informe en el cual la Isla fundamenta los enormes daños que el pueblo cubano sufre como consecuencia del odio y la barbarie que durante 60 años viene enfrentando sin descanso y de pie ante la bestia que no reconoce el derecho soberano de los pueblos para construir su futuro sin pedir permiso ni inclinar la frente.

Como siempre sucede la delegación yanqui pone todo tipo de zancadillas con el intento, siempre baldío, de entorpecer la votación y a esos efectos presentan 8 enmiendas; es como un pataleo de la fiera herida próxima a ser derrotada.

En abrumadora consecución hablan las naciones, unas en solitario y otras a nombre de organizaciones como el Grupo Africano y el de los 77 más China. La mayoría argumenta sólidamente contra el bloqueo con ideas demoledoras que no admiten cuestionamientos porque, sencillamente, están apegadas a la razón, la justicia y el derecho internacional.

Son los casos, como simples ejemplos, los de China, México, Rusia, Viet Nam, Venezuela, Bolivia, Sudáfrica, entre otras muchas naciones. Palabras todas que resuenan como golpes demoledores contra la barbarie imperial. Y en esta ocasión, como en otras, se respira un sentimiento de admiración a la isla rebelde, y muchos se preguntan cómo ha sido posible que nos mantengamos parados delante del monstruo soportando tamaño huracán de agresiones de todo tipo. Claro, a tal pregunta hay solo una respuesta: dignidad nacional para defendernos y vencer siempre.

Una sola cifra puede dar idea de hasta dónde ha llegado el imperio en su obsesión de aplastarnos por hambre para lograr que un día volvamos a su rebaño: nada más y nada menos que $933 mil 678 millones de dólares. Ahora, los últimos disparos contra Cuba tienen como diana ahogar definitivamente nuestra economía evitando que  entre una gota de petróleo.

Y es que son tan malvados como ignorantes y siempre nos subestiman. Ya verán horrorizados que no solo nos levantaremos sino que, además, seremos capaces de construir la Cuba que soñamos.

Soportamos y vencimos una invasión armada; guerras psicológicas y políticas; sabotajes; guerras bacteriológicas; terrorismo de Estado; propaganda sucia de la radio y la televisión; y un sinfín de atropellos de todo tipo.

Pero tristemente nada de lo dicho nos sorprende. El bloqueo a Cuba responde a una maligna apetencia de los yanquis. Antes como colonia y ahora porque no admiten un socialismo en sus narices, y quieren poseer a Cuba a toda costa.

Decía el presidente Roosevelt:

Es una torpe, perversa y estúpida moralidad la que prohíbe prácticas de conquista que convierten los continentes en asientos de poderosas y florecientes naciones civilizadas”.

Figúrese usted: aquel señor pensaba, como hoy otros, que tienen derecho de conquista, y los que no estén de acuerdo  son perversos y estúpidos. Pero lo que ha dicho la realidad es todo lo contrario, es decir, donde clavan sus garras lo destruyen todo y convierten a los pueblos en esclavos del gran capital sacro santo.

Decía nuestro inmenso Martí en el periódico Patria que había dos verdades útiles en Nuestra  América:

el carácter crudo, desigual y decadente de los EE.UU.; y la existencia en ellos continua de todas las violaciones, discordias, inmoralidades y desórdenes, de que se culpa a los pueblos hispanoamericanos”.

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