Infamia contra derechos

Dígase niños que mueren por hambre; enormes cantidades de seres que huyen de la miseria y la violencia en sus países; guerras por el despojo de recursos, o para implantar por la fuerza regímenes oprobiosos para beneficio del gran capital; cambio climático que ya asoma como algo insalvable a consecuencia del egoísmo; enfermedades letales que padecen los más pobres de este mundo; trata de personas, incluyendo menores que realizan trabajo esclavo y hasta son víctimas de experimentos y ultrajes inconcebibles. Es la infamia que intenta perennemente aplastar a los derechos humanos.

De nada valen documentos que denuncian o, en otro caso, establecen con rigor cómo debe ser el comportamiento de las naciones. Por ejemplo, la 63 conferencia anual de la ONU, en su declaración final, decía: “Es inaceptable que tantos niños y adultos en naciones pobres, continúen sufriendo enfermedades, minusvalías y muertes prematuras que son evitables”. Y en la Cumbre del Milenio nuestro Fidel dijo: “Nada de lo que existe en el orden económico y político sirve a los intereses de la humanidad. No puede sostenerse.”

Pero, como es evidente a la luz de los acontecimientos actuales, lejos de aliviarse empeora la situación. Por ejemplo, el incumplimiento vergonzoso de lo que establece la Carta de la ONU para la verdadera armonía y respeto a los pueblos, es algo que ya se presenta como habitual y pareciera que es  consustancial a la humanidad.

Veamos como ejemplos el Artículo 3: “Los miembros arreglarán sus controversias por medios pacíficos, de tal manera que no se ponga en peligro ni la paz y la seguridad internacionales, ni la justicia”. Y el Artículo 4: “Se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas”.

En conclusión: El uso unilateral de la fuerza por parte de un Estado o grupo de Estados al margen de la ONU sería un acto ilícito condenado por el Derecho Internacional. El territorio de un Estado no será objeto de ocupación militar derivada del uso de la fuerza en contravención de las disposiciones de la Carta. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos, burlándose como siempre lo ha hecho, del conglomerado de las naciones del mundo, no solo pretende invadir a nuestra hermana Venezuela, sino que, además, anuncia su amenaza al mundo con total desfachatez.

Las personas observan estupefactas cómo no vale de nada las Naciones Unidas; las Organizaciones defensoras de derechos humanos; cómo se mantiene el veto en el Consejo de Seguridad; cómo la OEA sigue siendo servil a los intereses yanquis; cómo debemos quedarnos contentos con pálidas resoluciones de condena contra el mal, pero sin nombre y apellido de los causantes, algo así como para no molestar al imperio.

Que nadie lo dude, tal es la situación que estamos obligados a combatir sin descanso y sin tregua, porque la infamia no debe suplantar el derecho. Muchos quieren evadir la realidad, sin percatarse que hasta el destino de la humanidad está en juego. De continuar el mal…¿Qué será de nuestros descendientes? ¿Aborrecerán a sus padres por no asumir el deber de combatir la infamia? Pensemos y actuemos.

“Sobre cimientos de cadáveres recientes y ruinas humeantes no se levantan edificios de cordialidad y de paz”. José Martí  

 

 

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