La OEA: Otro parto siniestro del monstruo imperial

Sin embargo, se sienten realizados y felices, duermen sin remordimientos de conciencia y levantan su voz en la tribuna para vomitar falsedades y exigir acciones contra los pueblos y gobiernos que se resisten a inclinar el espinazo ante el imperio.

¡Triste papel! Cuando usted lee la Carta Interamericana de la OEA, se percata de inmediato que su letra nada tiene que ver con las acciones que esta organización realiza, sino todo lo contrario. Lo más significativo es que jamás ha denunciado, y siempre callado, ante criminales y aborrecibles acciones de gobiernos tiránicos.

Un solo ejemplo, el artículo 6 de la Carta plantea: “es un derecho y una responsabilidad la participación de la ciudadanía en las decisiones relativas a su propio desarrollo”. Entonces ¿por qué vocifera en contra de Cuba cuando la isla es un ejemplo, entre muchos otros, de participación popular en las grandes decisiones, como lo es el actual proceso de la nueva Constitución que será refrendada por el pueblo el próximo 24 de febrero mediante el voto libre y secreto?

Es curioso lo que se afirma entre sus objetivos: “la consolidación de los regímenes democráticos, la defensa y promoción de los derechos humanos, el apoyo al crecimiento de la economía y la construcción de vínculos amistosos entre todos los países de América”.


Carlos Puebla: El Cantor del Pueblo refleja en esta emblemática canción el espíritu de la OEA y su carácter entreguista al amo del Norte, EEUU


Todo es falso, cínicas mentiras. Habría que preguntarle al payaso que preside la OEA ¿Qué acciones adoptó la organización contra regímenes que enlutaron a pueblos de nuestra América como Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, dictador y presidente de facto, gobierno represor; u otro de la dinastía Somoza de Nicaragua que entregó el país al gran capital estadounidense y se hizo multimillonario a costa de su pueblo; y qué decir del gorila Fulgencio Batista que, de no haberse producido la Revolución, Cuba sería un gran casino y lugar de recreo de millonarios yanquis ávidos de droga y prostitución.

Por supuesto, hay cientos de ejemplos más que desnudan su gran hipocresía. Pero ninguno más demoledor que su apego al imperio. Todos conocemos los grandes crímenes, invasiones, torturas, amenazas, masacres humanas, intervencionismos, injerencias en asuntos internos de países, y todo tipo de aberraciones que comete Estados Unidos contra aquel que se atreva a trabajar en beneficio de su pueblo, porque lo interpretarían como anti democrático y violadores de derechos humanos. Sin embargo, no son tocados ni con el pétalo de una rosa.

Ahora andan “muy preocupados” por lo que denominan la Troika formada por Venezuela, Nicaragua y Cuba, porque, dicen, son gobiernos que atentan contra los valores establecidos por la OEA, aunque el mundo sepa que son, precisamente, gobiernos que han erigido sociedades mucho más justas de las que antes existían y eran defendidas u ocultadas por la organización de marras.

Allá ellos. La maldad no desaparece, pero vivirá siempre en el basurero de la historia.

“La honra puede ser mancillada. La justicia puede ser vendida. Todo puede ser desgarrado. Pero la noción del bien flota sobre todo, y no naufraga jamás”. José Martí.

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