Mentirosos, embusteros…y todo lo demás (I)

Es común que se basen en  los objetivos disgregadores de la propaganda enemiga: “culpar a dirigentes de las dificultades”; “crear fricciones entre grupos sociales”; “promover querellas internas”; “incitar intereses personales por encima de lo social”; “promover el derrotismo y el desánimo”; “provocar el pánico”; “favorecer la subversión”, e “inducir a la deserción”.

Por tanto, es obvio que tanta maldad sucede porque les resulta imprescindible mantener su hegemonía y, por tanto, están dispuestos a todo si de abultar sus cuentas económicas se trata.

Hay algo que les favorece, es la ignorancia que, lamentablemente, aún hoy persiste en grandes masas. De tal modo se puede comprobar que gente trabajadora y honesta de este mundo llega a creer que figuras de extraordinario relieve humano y revolucionario, no eran más que todo lo contrario, calificándolas con los más espantosos y cínicos adjetivos.

Y llega la pregunta obligada, ¿por qué el capitalismo brutal no le interesa que las masas sean más instruidas? Respuesta obvia: para mantener su dominio sobre ellas, porque si contaran con cultura se darían cuenta que, en realidad, son verdaderos esclavos de esta época, y por tanto, lucharían por su independencia y decoro. Esto es verdaderamente monstruoso, pero también una realidad.

Cuba es uno de los países que con más saña ha sufrido los embates de la mentira yanqui, independientemente de otros múltiples ataques a la patria.

Claro, pretender mencionar aquí tantas y tantas mentiras es improbable por la enorme cantidad. Pero, no obstante, me parece imprescindible señalar algunos ejemplos que han trascendido desde los días de la Sierra Maestra hasta hoy: digamos que los patriotas que luchaban en las montañas para derribar a un régimen de terror e instaurar uno verdaderamente de decoro nacional, eran simples “forajidos” y “delincuentes comunistas”; que el gobierno revolucionario pretendía despojar de la patria potestad a sus padres; Fidel poseía muchos millones de dólares en Suiza; en varias ocasiones incurrían hasta en el ridículo porque aseguraban que “nuestro líder había muerto”.

Como les he dicho, muchas más mentiras pueden relacionarse. Digamos: “Cuba es violadora de los derechos humanos”, “practica la injerencia en América Latina”; “su sistema económico es un fracaso”; “no existe la democracia”; “el gobierno es incapaz de enfrentar los desastres producidos por fenómenos meteorológicos”.

Creo muy importante, antes de concluir esta primera parte, pedirle que se fije en algo que define tanta villanía: mienten sobre Cuba culpándonos de los ejemplos que he mencionado, pero resulta que es, precisamente el enemigo común de los pueblos el que incurre en tales acusaciones. ¿EE.UU. tiene un sistema democrático?, ¿Es respetuoso de los derechos humanos de su pueblo?, ¿Tiene un sistemas de salud y educación gratuitos  como el de Cuba”, ¿Lleva guerras a otros países con saldos descomunales de millones de muertos?, ¿No interviene en los asuntos internos de otros países?

De contar con su anuencia quisiera en próximo comentario continuar con el tema de Cuba, pero para esa vez, incluyendo a nuestra hermana Venezuela.

Algún día tendrán que pagar a esta humanidad tanta afrenta y, al menos, pedir perdón al mundo en voz de un posible presidente digno.  

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