El 23 de febrero de 1961 fueron creados por el Gobierno Revolucionario de Cuba varios organismos de la Administración Central del Estado, entre ellos el Ministerio de Industrias, a cuyo frente estuvo en su primera etapa el inolvidable Comandante Ernesto Che Guevara.
El Ministerio de Industrias fue el organismo encargado de impulsar la diversificación fabril cubana, así como reordenar y consolidar las industrias que ya existían, a partir de entonces convertidas en patrimonio de todo el pueblo. Antes del triunfo de enero de 1959 Cuba estuvo sumida en la condición de exportadora de materias primas y azúcar de caña, seguida de otros pocos renglones. Éramos un país agrícolamente monoproductor, dependiente del mercado estadounidense. Desde los tiempos del Moncada se entendió la necesidad de que el desarrollo socio-económico debía transitar por el pleno desarrollo de la agricultura y una base industrial endógena.
La industrialización del país constituye desde entonces el punto de partida de una concepción integral de desarrollo económico fundamentado en la sustitución de importaciones, la creación de rubros exportables y la satisfacción de las necesidades de consumo de la población. De ahí a la fecha se han construido múltiples instalaciones productivas con ese fin, muchas de ellas que cuentan con la agricultura como base, y otras destinadas a la creación de bienes y servicios esenciales.
Recordemos que poco antes el Che había dirigido el Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria, entidad clave para la economía, e inspirado en la necesidad de un desarrollo industrial a partir de todo cuanto la agricultura puede aportar.
En aquellos años difíciles y gloriosos, el Che fundó, en 1963, la fábrica de Chocolate “Rubén David Suárez Abella” en Baracoa, en su momento la más grande de América Latina, abastecedora del producto para otras diez instalaciones manufactureras. Fue una experiencia el hecho de que allí mismo se encuentra la mayoría de las plantaciones de cacao, fuente abastecedora de dicha fábrica.
En mayo de 1964 el Che dejó inaugurada en Santa Clara la Empresa de Producciones Mecánicas “Fabric Aguilar Noriega”, más conocida como Planta Mecánica, imprescindible en la producción de piezas de repuesto para la industria azucarera; en julio del mismo año, en la misma ciudad central de Cuba, quedó inaugurada la Industria Nacional Productora de Utensilios Domésticos (INPUD), que hoy se reactiva y diversifica para dar respuesta a demandas nacionales y de exportación.
Una mirada a los actuales esfuerzos de la actual generación de dirigentes cubanos deja del todo claro que la proyección de aquel primer Ministerio de Industrias, dirigido por el Che y por orientaciones de Fidel, sigue siendo un paradigma en nuestro camino hacia el desarrollo, la satisfacción de necesidades y la conquista de la soberanía alimentaria. La condición de Continuidad asumida hoy, patentiza una voluntad y decisión afincadas con paso firme para alcanzar cuanto en tal sentido nos hemos propuesto como país durante todos estos años y con vista al futuro.
En las circunstancias actuales encaramos un Bloqueo Económico, Comercial y Financiero como nunca antes. El Imperialismo no escatima en cortarnos todas las vías de acceso a insumos, repuestos, materias primas, materiales, inversiones y créditos. Esa realidad, a pesar de su alevosía, no nos detiene. Hoy emprendemos de modo proactivo iniciativas enfocadas hacia el desarrollo sostenido y el bienestar de todo nuestro pueblo.
Pensamos y hacemos Cuba con creatividad, originalidad y el mismo espíritu patriótico, soberano y digno que nos enseñaron Fidel y el Che; el mismo con que nos acompaña y alienta nuestro Primer Secretario del Partido, el General de Ejército Raúl Castro Ruz. Venceremos todos los obstáculos de estos tiempos adversos, pues contamos con capacidad y vocación revolucionaria para ello, sin temer a los tambores belicistas que no paran de sonar.
Nos inspira un proceso histórico victorioso del que somos herederos. En materia de desarrollo, con la madurez de los nuevos tiempos, inspirados en aquel primer Ministerio de Industrias, vamos por más. La victoria está de nuestro lado porque la razón, la dignidad, la vergüenza y el patriotismo lo están también.