Perfil aproximado de un presidente

Tan es así que en el conjunto de tales medios, e incluso hasta en diálogos de personas, aparecen los más disímiles calificativos, por ejemplo, perverso, prepotente, loco, despreciable, cruel, egoísta, homofóbico, autosuficiente, mentiroso, y hasta “el diablo en la tierra” como he escuchado en voz de algún honesto religioso. ¿Cómo es posible que sea un presidente, o cómo se mantenga como tal además de pretender su reelección para mayor castigo a la humanidad?, se cuestionan muchos. Pero ahí está soberbio y desafiante.

Este señor luce sus mejores “virtudes” en dos temas de gran actualidad, es decir, la pandemia de la Covid-19 y el endémico racismo que se ha cebado recientemente en el negro George Floyd. En el primer caso, veamos: Trump acaba de romper toda relación con la Organización Mundial de la Salud (OMS), porque dice “ha manejado mal la crisis epidemiológica de la pandemia” y además, “porque  no había realizado las reformas que su nación –dígase él mismo- le había exigido; pero no satisfecho llegó a afirmar que “había sido demasiado indulgente con China”. Todo ello consciente del enorme daño que le produce a esa organización la retirada de las cuotas económicas de su país, en perjuicio de los esfuerzos que hace la organización para contrarrestar los efectos de graves enfermedades. Objetivo: encubrir sus propios errores en el manejo de la pandemia en su país que ya tiene resultados nefastos,  culpando al resto del mundo, y no dudo que un día tengan la culpa los pioneros cubanos o el mismo Papa.

Por su parte, llama la atención cuanto cinismo a granel se demuestra en algunas  afirmaciones referidas al caso del negro George Floyd, asesinado vilmente por un policía blanco en el gran país del norte: Las consecuentes y muy justas protestas de las masas que inundan casi todo el territorio de la Unión exigiendo justicia, este gran señor las califica como “terrorismo doméstico”. Y como él no tiene límite en su desvergüenza, dice que su gobierno “ha sido el más beneficioso para los afroamericanos desde la abolición de la esclavitud en los años 1860, y que ha hecho más por la comunidad negra que cualquier otro presidente desde Abraham Lincoln”. En definitiva, ¿debemos interpretar  que los negros son unos desagradecidos y ahora se rebelan con el noble Trump? ¡El colmo señores!

Ya nos tienen acostumbrados a la peculiar manera de accionar la democracia en ese país: la guardia nacional atacando al pueblo con gases lacrimógenos  y cargas de caballería, bastonazos y brutalidad al límite. Pero todavía queda algo sencillamente inaudito: proclamarse, biblia en mano, presidente de la ley y el orden, cuando antes le había exigido a los gobernadores acusándolos de débiles y exigiéndoles movilizar a sus militares para combatir a los «desordenados».

¿Este hombre estará en el umbral de fenecer víctima de la verdadera justicia? ¿Estaremos viviendo momentos cruciales de la humanidad? ¿Se avizora en el horizonte mucho sufrimiento para alcanzar, al fin, la paz y la fraternidad entre los pueblos?

Lo que nunca podrán imaginarse aquellos que cometen grandes crímenes contra los pueblos en la embriaguez de su impunidad y en el carácter efímero de su poder, es que la verdad siempre se abre paso más tarde o más temprano”. Fidel Castro Ruz

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