Rasgar la piel al enemigo

Pero si es difícil definirlo, más lo es asimilar, por gente honesta de este mundo, cómo puede existir este tipo de humano tan alejado de los grandes intereses y objetivos de una organización que, se supone, debe velar por ellos, y tener suficiente dignidad y valentía para denunciar tantos atropellos a la dignidad de los pueblos.

Pero claro, comprendo que en esto funciona el natural apego que un hijo puede sentir por su padre, no otro que el imperio brutal que desprecia a los pueblos de nuestra América. Es por ello que Almagro y su comparsa en realidad son frenéticos admiradores del Destino Manifiesto, La Fruta Madura y América para los americanos.

La OEA y este hombrecito en particular debían quitarse definitivamente el disfraz de democracia y respeto a los derechos humanos y exhibirse tal cual es, como lo hace el propio Trump, el que no tiene reparos en injuriar, amenazar, sancionar etc, es decir,  si denigra ser malvado y exhibirse, es peor serlo y esconderse detrás de bambalinas.

Y a este personaje es imprescindible denunciarlo a cada instante, no se le puede dar respiro.  La organización nació el 30 de abril de 1948 con objetivos claramente encomiables, pero su representación, increíblemente,  siempre se ha empeñado en combatirlos. Las grandes injusticias que se han cometido contra nuestros pueblos ocuparían una larga lista reseñarlas, por tanto por el momento me ocuparé de mostrar el caso Cuba, reconociendo que muchas otras naciones han sufrido, y sufren, los embates imperiales.

Hay preguntas que jamás han tenido respuesta: ¿por qué no denunció la desfachatada intención de volver atrás 60 años de Revolución cubana e instaurar el régimen igual o parecido al que padecimos? ¿Por qué jamás ha reconocido los logros de Cuba cuando sí lo han hecho otras organizaciones internacionales? ¿Por qué calló ante los crímenes que cometió el tirano Batista apoyado por Estados Unidos? ¿Por qué nunca ha denunciado las acciones brutales que el país del Norte ha cometido contra la isla rebelde? Dígase la invasión por Playa Girón; sabotajes, agresiones de todo tipo; leyes como la Helms-Burton; guerra psicológica; introducción de plagas y tantas otras fechorías y crímenes como la explosión en pleno vuelo de un avión de Cubana de Aviación o la del buque La Coubre o el incendio a un Círculo Infantil en Marianao?

Y, en definitiva, ¿debió callar también cuando Estados Unidos se brindó, como lo ha hecho históricamente, para recoger a la gran escoria cubana que huyó del país ante la victoria inminente de la Revolución, integrada por asesinos, traficantes, torturadores, muchos de los cuales se llevaron decenas de millones de dólares?

No he pretendido develar en detalles el largo trayecto de la OEA y de su actual presidente lacayo Luis Almagro. Sin embargo, este botón de muestra es solo para no cejar en el empeño de denunciar tanta villanía.

Porque al final, e independientemente de sus características, son también unos ignorantes porque no se dan cuenta que ante mucha injusticia, crece también mucha dignidad para combatirla.

Pasarán a la historia como elementos putrefactos, pero para los que combaten el mal y se sacrifican en el empeño, siempre será la gloria.

“Unos están en el mundo para minar; y para edificar están otros”.
José Martí

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