Raúl, la patria y la Revolución

La grandeza de los forjadores del ideal nacional cubano suma nombres como los de Félix Varela, Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Maceo, Ignacio Agramonte, Julio Antonio Mella, Eduardo Chibás y Fidel Castro. Existe otro gran hombre cuya vida ha consagrado a la Revolución Cubana y se nombra Raúl Modesto Castro Ruz.

Al hermano menor de Fidel, probado compañero en ideales y combates, también corresponde un lugar prominente en esa relación donde se fraguó la cubanía y su Revolución, la misma desde 1868 a 1959. En su temprana juventud su actividad política ya estaba en marcha cuando en 1953, poco antes del Moncada, viajó a Viena, Austria, como delegado  a la Conferencia Internacional de Defensa de los Derechos de la Juventud, ocasión en que se le invitó a participar de la Reunión del Comité Internacional Preparatorio del IV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes a celebrarse en Rumania.

Llegó el momento histórico del Asalto al Moncada y Raúl junto con Fidel y los demás jóvenes de la Generación del Centenario, fusil en mano, cumplió la misión encomendada a él de tomar el Palacio de Justicia de Santiago de Cuba.

Tras el baño de sangre emprendido por la soldadesca batistiana, Raúl siguió la misma suerte de Fidel y los sobrevivientes al encarar el presidio político de Isla de Pinos. Tras la amnistía declarada por Batista debido a presiones dentro y fuera de Cuba, la persecución política obligó al joven Raúl a pedir asilo en la Embajada de México y viajar a ese hermano país donde bajo la dirección de Fidel se organizó la expedición del yate Granma.

Al arribar a playa Las Coloradas comenzó otra etapa de lucha, esta vez en la Sierra Maestra, luego del rencuentro en Cinco Palmas.

Desde entonces el líder eterno de la Revolución Cubana diseñó una estrategia para la Guerra de Liberación a la que Raúl, aportó su sabiduría y entrega personal ilimitada, actitud que le hizo acreedor del grado de Comandante en febrero de 1958 y, junto con el ascenso la tarea tan responsable como difícil de abrir al frente de una Columna bajo su mando una brecha libertadora a través del Oriente cubano en la Sierra Cristal el Segundo Frente Oriental «Frank País».

En el Segundo Frente Raúl demostró sus conocimientos tácticos de lucha y su condición de estratega. Fue allí donde por primera vez el campesinado de la zona recibió tierras para cultivar, se abrieron escuelas, fueron instaurados servicios de salud, marcos jurídicos revolucionarios libres del amañamiento y la corrupción de la seudo-república, programas de construcción y comunicaciones.

A la par de su importancia militar para la lucha, el Segundo Frente Oriental “Frank País” fue el gran ensayo del Proyecto que después del Triunfo fue puesto en marcha. Con la inspiración de Fidel, cuanto se logró en este frente de batalla constituye uno de los mayores aportes de Raúl durante la Guerra de Liberación.

En octubre de 1959 fue designado Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y al crearse el Partido Comunista de Cuba se le nombró su Segundo Secretario. Correspondió a Raúl la organización y preparación de nuestro principal brazo defensor. Con su concurso indispensable hoy contamos con una fuerza que garantiza la soberanía de la Patria por tierra, mar y aire.

Para las actuales generaciones de cubanos es conocida la trayectoria ejemplar del Héroe de la República de Cuba y acreedor de la «Orden Máximo Gómez»  de Primer Grado. Aun así merece que conozcamos a profundidad el alcance de su pensamiento fidelista, martiano, latinoamericanista y universal.

La historia de nuestro precisa, para ser completa el conocimiento de la personalidad, el pensamiento y la acción consecuentes del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba.

Cuando primero debido a su salud y luego por la partida física de Fidel, tuvo Raúl que quedar al frente de la Revolución, supo hacerlo como ningún otro. En esa etapa dolorosa para los cubanos, fue Raúl el más firme y perseverante intérprete del pensamiento de Fidel y de su Concepto de Revolución.

Con valor, sabiduría y amplia proyección Raúl, hermano de todos los patriotas cubanos,  tuvo sobre sus hombros el reordenamiento revolucionario e institucional, la preparación del relevo histórico, y la indispensable actualización del modelo político, económico y social capaz de garantizar un Socialismo próspero y sostenible.

Lo hizo y logró con la vocación patriótica que le caracteriza desde la juventud y el concurso de todo el pueblo como protagonista bajo la guía del Partido. Cumplió esa colosal tarea al estilo de Fidel, tal como lo hubiera hecho el propio líder de la Revolución Cubana.

A Raúl debemos el optimismo infundido desde el primer día en que nos convenció de que “sí se puede” y de que un mundo mejor, un orden más justo es posible, optimismo asentado en un accionar sabio y consecuente donde el bien de Cuba es siempre la gran prioridad.

El pensamiento de Fidel y Raúl se entrelazan y son uno solo. Razones abundan para que afirmemos que Fidel es Raúl, Raúl es Fidel.

La actual generación del Estado y Gobierno cubanos es continuidad de la del triunfo del 59; resumen que transita por La Demajagua, Baraguá, Baire, el Moncada, el Granma y la Sierra Maestra; estirpe gloriosa de la Patria donde Raúl ocupa un sitial indiscutible junto a nuestro invicto Fidel con la Patria y la Revolución.

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