Salvar el planeta, reclamo impostergable

Desde aquellos tiempos muchos seres humanos conscientes comenzaron a percibir los daños infligidos a nuestra casa común. Ensayos nucleares en los fondos marinos y en profundidades terrestres, deforestación indiscriminada, cacería de especies animales que se extinguieron, el uso de productos químicos en la agricultura y la industria; condiciones insalubres en países pobres y comunidades excluidas en países desarrollados; exploraciones mineras y guerras como la agresión contra el pueblo Vietnamita en la segunda mitad del siglo XX, junto a muchas otras, son heridas abiertas muchas de ellas, que con vertiginoso acenso acarrean perjuicios irreversibles al planeta que habitamos.  Añadámosle las consecuencias de los incendios en Australia y la Amazonía, el drástico aumento de la temperatura media terrestre y la invasión de langostas en Kenia. 

Tratados mundiales que no se cumplen, llamamientos de organizaciones y personalidades recibidas por oídos sordos, se suceden continuamente. Conocemos el peligro que acecha pero muchos, en primer lugar los más ricos, creen que su dinero les servirá de barrera protectora. El capitalismo neoliberal se regodea en su quimera y se burla de todo reclamo sin prestar atención a las razones que los sustentan. 

Nuestra madre tierra llora hoy sin consuelo. Clama desesperada y no percibe el auxilio que tanto necesita. La mayoría de los seres humanos sabemos cuánto urge acudir en su ayuda; en cambio, una minoría poderosa se afana en el continuado saqueo al que suman aventuras guerreristas por el hegemonismo y el control de los recursos naturales.  

Este año, en torno al Día Internacional de la Madre Tierra, la ONU advierte en sus observancias: “El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden aumentar el contacto y la transmisión de enfermedades infecciosas de animales a humanos”. 

Llega esta celebración en un momento desafiante para la vida humana en el planeta. La pandemia de Covid-19 azota a la mayor parte de las naciones. De acuerdo con lo expresado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada cuatro meses surge una nueva enfermedad infecciosa. Como también expresa la ONU: “Ahora nos enfrentamos a COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema”. 

La angustia humana crece ante la desaceleración económica y los obstáculos hacia el desarrollo sostenido en un mundo amenazado. Algunos se refieren a “un aparente impacto visible y positivo del virus, a través de la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero”, lo cual “no es más que temporal”. El mundo necesita eliminar la pandemia lo antes posible e implementar políticas ambientales razonables y equilibradas para una solución definitiva a mediano y largo plazo. 

Como expresa en su mensaje por la fecha Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, “En este Día Internacional de la Madre Tierra, todas las miradas están puestas en la pandemia del COVID-19, el mayor desafío al que se enfrenta el mundo desde la Segunda Guerra Mundial.

Debemos trabajar juntos para salvar vidas, aliviar el sufrimiento y reducir las devastadoras consecuencias económicas y sociales.

El impacto del coronavirus es inmediato y terrible.

Pero hay otra profunda emergencia: la crisis ambiental que se está produciendo en el planeta. La biodiversidad está en pronunciado declive. Las perturbaciones del clima se están acercando a un punto de no retorno”. (1) 


 


“Debemos actuar con decisión para proteger nuestro planeta tanto del coronavirus como de la amenaza existencial de las perturbaciones climáticas”. (2) 

En este Día Internacional de la Madre Tierra el llamado es urgente. Si las políticas económicas descabelladas de enriquecimiento prosiguen, en poco tiempo nadie va a quedar para contarlo. Todos lo perderemos todo, incluso nuestra propia supervivencia como especie. 

(1) (2) Mensaje del Secretario General de Naciones Unidas: “Día Internacional de la Madre Tierra 22 de abril” 

 

 

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