Si Ud. fuera millonario…

La posible respuesta es que llamaría a su asesor económico de reconocido prestigio en su propio ámbito, porque es imprescindible efectuar un gran cúmulo de cálculos y debidas apreciaciones. En consecuencia valorar aspectos concretos y hasta subjetivos; el monto de la inversión; la correlación de fuerzas en la política nacional; el partido gobernante en ese período; qué tiempo tardaría el inicio de las utilidades y hasta qué punto; a cuál sector de la economía estarían dedicadas las posibles ventas del producto que le proponen.

Pero no crea que es todo. Hay que indagar cuántos y quiénes son posibles competidores y de qué fuerza económica disponen; cuáles son los posibles compradores de los productos de la  presunta fábrica que le proponen. Hay muchas más indagaciones, pero al menos con las mencionadas basta para tener una idea aproximada de todo el “gran esfuerzo noble y desinteresado” de un gran hombre de negocios. Pero ante tal cúmulo de sacrificios para hacer grande a su país y mantenerlo como líder del poder económico llega a una conclusión “inteligente”: NO ACEPTAR EL NEGOCIO por una razón muy sencilla: una fábrica de ventiladores pulmonares no ofrece rápidas garantías de ganancias, dado que sería necesario esperar a que haya una epidemia. Pero, curiosamente, otro millonario amigo le sugiere lo contrario, argumentando que en ese caso tenía la posibilidad de subir el precio del artefacto de salud.

¿Sabe por qué el millonario del que hablamos no invirtió? Porque está envilecido, sus millones lo han convertido en un ser perverso, egoísta, dañino; porque ni remotamente sabe  nada de los significados de humanismo, solidaridad humana y, mucho menos, del valor enorme de los buenos sentimientos. Él es así, un clásico parto de un sistema que devora al hombre, o mejor decir, el capitalismo ciego y salvaje. Todo es consecuencia de un germen que traen en la sangre al nacer y se traslada de una a otra generación. Él está convencido que lo primero, ante una epidemia, es salvar a los bancos y las grandes empresas. Está consciente que morirán miles pero…¿qué vamos a hacer si la vida es esa?, pensaría el troglodita.

El susodicho no aceptó el negocio; pero se conoce que ya está pensando abrir uno verdaderamente útil, nada más y nada menos, que una gran planta para fabricar  juguetes como pistolas, fusiles, cañones, revólveres, granadas, cascos para la guerra, uniformes con el logo ARMY USA, para que los retoños de capitalistas aprendan a defenderse de los malos comunistas desde bien temprano, desprecien a los negros, a los homosexuales, a las mujeres, y en fin…sean grandes emprendedores, aunque sea a costa de perder algo que nunca han conocido, es decir, DIGNIDAD.

Quien pretenda desconocer estas realidades cometerá el peligroso error de convertirse en dócil, siempre obediente, siervo, esclavo y lacayo, y se acostumbrará a inclinar la cabeza y hasta hincarse de rodillas ante el Dios de la guerra y el egoísmo humano.

Una nación que continúa año tras año aprobando más dinero para la defensa militar que en programas de mejora social, se aproxima a la perdición espiritual”. Martin Luther King (descrito como el hombre más peligroso de Estados Unidos por el entonces director del FBI Edgar Hoover)

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