Panamá: Una causa “justa” tristemente célebre

Y así ha llegado hasta nuestros días con invasiones, guerras, atropellos, injerencias, y nuevos métodos de intervenciones en asuntos internos de las naciones tales como los llamados golpes blandos, criminalizar a gobernantes, robo de recursos y una larga lista de etc.

En tal contexto se destaca un hecho de muerte que, con increíble cinismo el yanqui insolente se atrevió a denominar como “Operación Causa Justa”.  Se trata de la invasión de Estados Unidos a Panamá, el 20 de Diciembre de 1989, fecha que recientemente ha sido declarada por los panameños como Día de Duelo Nacional

En la noche de ese día, siendo las 11:30 p.m. sobrevuelan la tierra panameña una oleada de cazabombarderos en vuelo rasante sembrando muerte y destrucción, nada menos que sobre áreas densamente pobladas de un barrio de la capital conocido como “El Chorrillo”, que prácticamente desapareció.

El artero ataque fue perpetrado por 26 mil hombres de las Unidades de Élite enviados por George H.W. Bush. Nunca se llegó a conocer la cantidad exacta de seres que murieron a causa de la masacre inaudita, aunque muchos coincidieron en estimar unos 3 mil durante la invasión entre el 20 de Diciembre y el 31 de Enero de l990.


Panamá no olvida la invasión de EE.UU. para imponer su propia democracia


La Comisión Interamericana de DD.HH. condenó los hechos 18 años más tarde, e incluso llegó a exigir a EE.UU. resarcir a las víctimas del horrendo crimen pero, como era de esperar, el gobierno del norte se burló como siempre y todo quedó en el olvido hasta nuestros días.

En otras palabras se desentienden de sus fechorías porque se creen autorizados para matar en nombre de la democracia y los derechos humanos al estilo yanqui.

Todo fue justificado por la necesidad de capturar al dictador Manuel Antonio Noriega, militar y político panameño muy vinculado a la CIA, pero como sucede históricamente, Estados Unidos no tiene amigos, solo intereses; y es por ello que deciden la “Operación  Causa Justa” y el tal Noriega es condenado a 40 años de prisión. No obstante, se conoce que el objetivo principal no era, precisamente, liquidar a aquel hombre, sino destruir las Fuerzas Armadas, quedando Panamá desguarnecida y por tanto proclive a una nueva posesión yanqui.

Y en el colmo de la desvergüenza se proclamó que la Operación se había realizado para devolver la democracia a Panamá y resguardar la seguridad de los ciudadanos estadounidenses.

Claro, en la retorcida mente de estos seres solo importa la seguridad de los ciudadanos gringos, porque la de otros no, ya que son de segunda o tercera clase. Padres, hijos, hermanos, novios etc, ¿podrán entender algún día que sus seres queridos murieron bajo las bombas de una manera tan atroz? Tendrán que consolarse, eso sí, solo con sus propias lágrimas de impotencia.

Por este hecho y otros tantos por venir, es que no debemos olvidar, porque sería como un insulto a los que tanto sufren por la injusticia. Y sobre todo, hay que seguir luchando,  imaginando un nuevo mundo más justo y posible.

Sueña y serás libre en espíritu, lucha y serás libre en vida”.  “Hay que endurecerse sin perder jamás la ternura”.  Ché Guevara.

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