Una ojeada al pasado. El BRAC (IV)

Debo aclararte que esta tenebrosa organización no era, precisamente,  ejemplo de otras como la Policía Nacional, el Ejército y la Guardia Rural, que se especializaban en lo que puede llamarse el trabajo sucio como las golpizas, las torturas, asesinatos y atrocidades sin fin contra el pueblo. Pero lo que sí debe quedar claro es que el BRAC  funcionaba como brazo esencial y, por tanto, con una muy alta responsabilidad en cuanto crimen se cometía. A esos efectos, eran tan criminales como aquellos. Nada de lo que fundara Batista tenía asomo de dignidad humana.

Se especializó en métodos sutiles que introdujeron en todas las instituciones del Estado, en las provincias, municipios, organizaciones obreras, la radio, la televisión y publicaciones.

El BRAC creó un mecanismo tal que ponía a su servicio a las fuerzas armadas en general, obligadas a poner en su conocimiento todo hecho que tuviera relación con actividades comunistas: Así que, imagínate, de tal modo se llegó a conocer la cantidad de miembros de esa afiliación, relaciones, características de la familia, planes etc. Incluso, con la ayuda del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) se llegó a confeccionar una ficha de cada militante; también fecha y lugares de reuniones, temas a tratar, planes etc.

Bastaba que una persona mantuviera relaciones de amistad con un comunista para que fuera investigado, detenido  y hasta torturado en combinación con las fuerzas represivas directas.

Obviamente, cuando los sucesos del ataque al Cuartel Moncada, el mayor blanco para la represión sangrienta fueron los estudiantes y, por supuesto, los propios asaltantes; el BRAC se sació de crueldad y saña contra todo oposicionista. Entre los vicepresidentes de aquella Organización tenebrosa, como Martín Díaz Tamayo, Aquilino Guerra González, Leopoldo Pérez Coujil, se unieron para que se desatara una de las mayores y despiadadas represiones  contra el pueblo cubano, ejercida a través de connotados criminales como los coroneles Ludgardo Martín Pérez, Conrado Carratalá Ugalde y el General Rafael Salas Cañizares.

Y como siempre, detrás de bastidores, Estados Unidos. Porque precisamente el BRAC fue creado por expresa recomendación (entiéndase orden) de la CIA. Tan es así que el 15 de julio de 1955 Allen Dulles envió una carta expresando al gobierno cubano su complacencia por la creación de la organización, y también por las posibilidades de asesoramiento a oficiales cubanos. Aquel funcionario del gobierno yanqui decía, entre otros aspectos que “la creación del BRAC en Cuba es un gran paso adelante en la causa de la libertad”, y “sería muy conveniente que el General Díaz Tamayo viniera a Washington para poder discutir algunos temas para combatir las actividades comunistas”.

Pero el 18 de febrero de 1959 se quedaron cacareando y sin plumas. Mediante resolución firmada por nuestro inolvidable Camilo Cienfuegos, fueron eliminados  el BRAC, el SIM y otros tenebrosos centros de la tiranía batistiana. No quedó ni el polvo, porque ya había nacido la otra cara digna  al servicio del pueblo cubano, la Revolución Socialista.

Ninguna pluma que se inspire en el bien, puede pintar en todo su horror el frenesí del mal”. José Martí

 

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