La vida lo ha demostrado, personas vacunadas han enfermado, pero también la mayoría de ellas no agravan. Datos recientes ratifican que el esfuerzo de la comunidad científica da resultados: Abdala tiene una efectividad del 90 por ciento en pacientes graves, aún con la circulación de la variante Delta. El término efectividad quiere decir que es un resultado que se analiza de la vida real, muy diferente a la eficacia que se determina en un escenario de estudios clínicos.
En el caso cubano, la circulación por todo el territorio nacional de la variante de la cepa Delta ha elevado el número de contagios diarios, aunque los niveles de enfermos con el virus dentro de fronteras, dejan a la campaña de vacunación masiva autorizada por la autoridad reguladora, el CECMED, como única vía para la inmunización de la población.
Los últimos datos muestran que más del 70 por ciento del total de la población del país comprendida a partir de los dos años de edad en adelante ya tiene la primera dosis de vacunas, mientras con esquema completo, o sea las tres dosis de las vacunas, la cifra se encuentra en un 41 por ciento. De manera que el propósito continúa siendo concluir la inmunización de más del noventa por ciento de toda la población comprendida entre estas edadesantes de finalizar el año.
Cuando llegue ese momento las dinámicas del país deberán ir reconfigurándose hacia una vida de mayor normalidad, con el incremento de la intensidad de las actividades económicas y de los servicios, muy necesarias en el escenario que vivimos, de revitalización de actividades que actualmente están detenidas o no se encuentran a plena capacidad, incluso de aquellas dirigidas a reiniciar de manera presencial el curso escolar con las condiciones que se decidan.
No obstante, no podemos pensar que la vida sería como antes de la pandemia. Cierto es que a favor están los aprendizajes que hemos sacado del enfrentamiento a la COVID-19, el conocimiento de cómo actúa el virus y la manera en que podemos neutralizar los niveles de contagios desde una alerta permanentesen nuestro actuar cotidiano, y la vitalidad que mantengamos con las medidas de protección individual y colectiva.
Los esfuerzos que ha realizado el país son extraordinarios, aun cuando también durante esta etapa de aprendizaje, una de las lecciones ha sido la necesidad de continuar fortaleciendo nuestro sistema primario de salud. Pero resulta innegable que la actuación sanitaria cubana tiene fortalezas incomparables, y las mencionaba recientemente nuestro titular de Salud Pública, el Doctor José Angel Portal Miranda: la gestión del gobierno, el trabajo de los profesionales y científicos y la labor de la industria biotecnológica nacional. Todos juntos han permitido contar con una carpeta de productos con medicamentos de uso preventivo, antivirales, antinflamatorios y diagnosticadores serológicos.
Desde esa perspectiva se unen tres vacunas reconocidas por la Autoridad Reguladora Estatal de Medicamentos, Dispositivos y Equipos Médicos:Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus.
El camino ha sido largo, pero se acortan los tiempos para lograr una mayor protección de la población cubana. Es una realidad.