Ana Betancourt, su ejemplo ayer y hoy

No solo se adelantó a su tiempo, sino que sus inquietudes son un hilo precursor del pensamiento feminista en Cuba y Latinoamérica.

Ana Betancourt Agramonte nació en la villa de Santa María del Puerto del Príncipe –hoy provincia de Camagüey-  el 14 de diciembre de 1832, en el seno de una familia acaudalada.

Recibió la instrucción que correspondía a las mujeres de esa época y posición económica: religión, labores de costura, bordado, tejido, música y economía domestica.

La vida de Ana cambió cuando a los 22 años de edad, contrajo matrimonio con el joven abogado Ignacio Mora de la Pera, y comienza para ella una etapa rica de trabajo intelectual, pues amplía los conocimientos y ambos se adentran en la causa de la independencia de la Isla del colonialismo español.

Al estallar la Guerra de 1868, Ignacio Mora es de los que está en Las Clavellinas; advierte a la esposa del peligro que correrá en lo adelante, a lo que ella le pide: “Úneme a tu destino, empléame en algo, pues como tú, deseo consagrarle mi vida a mi patria. Y así fue desde entonces y para siempre”.

Pero es en Guáimaro donde Ana inscribe su nombre definitivamente en la historia de nuestra Patria.

El 14 de abril, cuatro días después de celebrada la Asamblea Constituyente de la República de Cuba en Armas, animada por el esposo, Rafael Morales González “Moralitos”, y Zambrana, envió al foro una petición de igualdad de género, que su amigo Ignacio Agramonte leyó en la sesión matutina, solicitando “a los legisladores cubanos que tan pronto como estuviese establecida la república, nos concediese a las mujeres los derechos de que en justicia éramos acreedoras”.

Luego, en la noche, la propia Ana hizo uso de la palabra y recibió una estruendosa ovación cuando expresó:

“Ciudadanos: la mujer en el rincón oscuro y tranquilo del hogar esperaba paciente y resignada esta hora hermosa, en que una revolución nueva rompe su yugo y le desata las alas.

Ciudadanos: aquí todo era esclavo: la cuna, el color, el sexo. Vosotros queréis destruir la esclavitud de la cuna peleando hasta morir. Habéis destruido la esclavitud del color emancipando al siervo.

Cuando llegue el momento de libertar a la mujer, el cubano, que ha echado abajo la esclavitud del color, consagrará también su alma generosa a la conquista de los derechos de la que es hoy en la guerra su hermana de caridad, abnegada, que mañana será, como fue ayer, su compañera ejemplar”.

Tan singulares palabras merecieron, además, una respuesta de Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, el Padre de la Patria, recién designado en la Constituyente como primer presidente de la República de Cuba en Armas, quien, solemne, afirmó:

“Usted se ha ganado un lugar en la historia. El historiador cubano tendrá que decir: Una mujer, adelantándose a su siglo, pidió en Cuba la emancipación de la mujer”.

Y Martí apuntaría años más tarde: “… la elocuencia es arenga, y en el noble tumulto, una mujer de oratoria vibrante, Ana Betancourt, anuncia que el fuego de la libertad y el ansia del martirio no calientan con más viveza el alma del hombre que la de la mujer cubana.”

A pesar de las presiones y vicisitudes a las cuales se vio sometida hasta el mismo momento de su muerte, en Madrid el 7 de febrero de 1901, Ana no renunció ni por un instante a sus ideales de libertad y liberación para su patria y la mujer.

La vida de Ana Betancourt es una muestra ejemplar de la batalla que han tenido las mujeres a través de los siglos por obtener lo que a la gran mayoría de los hombres les ha sobrado: la libertad de elegir su propio destino y el control del espacio público.


Este martes 7 de febrero se cumplen 116 años del fallecimiento de una mujer excepcional, precursora de la lucha de emancipación de la mujer cubana: la camagüeyana Ana Betancourt. Escuche a continuación un trabajo especial del periodista Lesmes la Rosa, de Radio Progreso, la Onda de la Alegría.

 


El ejemplo de Ana Betancourt y su entrega a la lucha por la igualdad de la mujer y por la libertad de la patria, trasciende a generaciones jóvenes como dijo Yoanna Duporte, periodista de la emisora Radio Guantánamo.

“Me siento identificada y mucho, pues esa patriota se pronunció en 1869 por la igualdad de los derechos de la mujer y hoy centenas de miles de mujeres somos ejemplo como obreras, profesionales, directivas, técnicas, derechos ganados por su capacidad, entrega y valores. Considero además que en torno a la igualdad se debe continuar trabajando desde la organización, pues aún existen prejuicios y machismo, herencia del patriarcado. Como periodista y federada aseguro que las cubanas en sentido general debemos continuar en defensa de los sueños de Ana Betancourt y de otras valiosas mujeres. Nos corresponde además fortalecer las conquistas, como el derecho, la igualdad y las oportunidades de servir a la sociedad”.

Por su parte, Liliú Cruz Serrano, joven periodista de la emisora Radio Caribe en la Isla de la Juventud, expresó: “Es nuestro deber , multiplicar el ejemplo de Ana Betancourt , seguir defendiendo el lugar de la mujer y trabajar con entusiasmo y creatividad, y  consolidar la unidad entre todos los cubanos y la Revolución, y desde mi puesto de labor ese es mi aporte”.

Ana Betancourt es, sin dudas, un paradigma a seguir en Cuba y Latinoamérica; inauguró un camino que demuestra que no debemos resignarnos a aceptar la desigualdad social y la discriminación a la que hemos estado sometidas las mujeres, y para muchos es considerado “natural”.

Por eso desde sus inicios la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) asumió el reto de materializar la lucha reivindicadora que inició Ana Betancourt en tierras camagüeyanas y que ejemplarmente continuaron Vilma Espín, Celia Sánchez, Haydeé Santamaría, Melba Hernández, y muchas más.

La Radio Cubana se honra en tener  a la locutora , periodista y escritora Josefa Bracero Torres entre las mujeres que en el país ostenta la Orden Ana Betancourt creada en homenaje a la patriota camagüeyana  y para reconocer a las mujeres que contribuyan de forma destacada a la defensa de los valores femeninos, revolucionarios, internacionalistas o en algún meritorio trabajo.

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Siempre la Patria primero

 

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