Cuando hay patriotismo, unión e ideas, no puede haber derrota

Si bien la pandemia ha pegado fuerte de un extremo a otro del archipiélago, y es uno de los elementos del que se aprovechan desde el exterior para catalizar una crisis económica en el país, que ya sabemos tiene su principal origen en las recias medidas de bloqueo de Estados Unidos, la nación con su gobierno a la cabeza no se queda de brazos cruzados, y desde una permanente pro actividad impulsa acciones, actualiza protocolos sanitarios y aprueba nuevas medidas para no quedarse detenidos en el tiempo bajo una premisa clara y retadora: no es solo resistir, sino también avanzar.

Eso explica por qué hace más de un año el propio presidente les pidió a nuestros científicos la posibilidad de crear vacunas anticovid propias, en la búsqueda de independencia en este sentido, y cuando se avizoraba un monopolio de las naciones ricas por encima de las pobres en su distribución para hacerles frente a la pandemia.

La vida demostró la validez del propósito. Cuba cuenta con vacunas propias y otros candidatos vacunales que avanzan en diferentes fases de sus ensayos clínicos que incluyen también a la población pediátrica y a convalecientes de la enfermedad. Por eso se ha podido transitar por una intervención sanitaria que avanza en varias provincias y municipios, algunos de estos últimos ya concluyeron en sus tres dosis.

Como si fuera poco, las últimas horas también refrendan el sentido de no quedarnos detenidos en el enfrentamiento a la pandemia. Se ha puesto alma y corazón, y el recorrido de las últimas horas realizado por el presidente lo demuestra: Cuba produce mascarillas quirúrgicas para la protección frente al virus y también hisopos para la realización de pruebas PCR, en condiciones de bloqueo recrudecido y restricciones financieras, todo lo anterior nos garantiza soberanía y garantiza el cumplimiento de protocolos sanitarios propios para el manejo clínico a pacientes confirmados, contactos y sospechosos.

Esa es Cuba, el pequeño archipiélago, al que nuestros enemigos intentan manipular o denigrar desde falsos argumentos. Esa es Cuba, la que con recursos propios, consagración e inteligencia de sus hombres y mujeres de ciencia, han convertido proyectos en realidades, quienes ahora nos atacan nunca se han preguntado cómo lo hemos logrado.

En una de sus comparecencias, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba afirmaba una vez más que en nuestro país se gobierna para todos, y es ese sentido de unidad, el que ha estado presente durante el proceso de intervención masiva con nuestros candidatos vacunales; ¿acaso a la hora de aplicar cada dosis se ha discriminado a alguien por su manera de pensar? ¿A alguien que ahora inserta materiales tendenciosos en las redes sociales y vive en el país, se le ha negado la vacunación en el momento que le corresponde, por pensar diferente?.

Hay cosas tan sagradas de la Patria que con ellas no se juegan: su supervivencia, la vida de su gente, la paz.

Durante las últimas horas, en un recorrido realizado por varias arterias de La Habana, capital de todos los cubanos, observábamos el ir y venir de los compatriotas, en constante desafío a las carencias materiales, es verdad, por el agobio de las colas, es verdad, pero también con una altivez y convicciones a toda prueba, y de que los problemas de los cubanos se resuelven entre los cubanos.

Las redes sociales intoxican. Y no por gusto son hoy la plataforma donde se libra una batalla ideológica sin límites porque las llamadas noticias falsas pululan, y se tergiversa tanto que desde la reiteración sostenida de muchas de ellas, se busca posicionar una supuesta verdad. Por eso no podemos cansarnos, y nuestras verdades, sustentadas por acciones y comportamientos meridianos de resistencia, solidaridad, altruismo, firmeza en todos los sentidos, lealtad a valores en los que creemos y por lo que luchamos, también deben de ir al combate de las ideas.

Esos que piden desde dentro o desde fuera una intervención humanitaria o militar al país que casi son sinónimos, no saben lo que dicen ni el alcance de lo que demandan. Los hay anexionistas, aquellos que no son patriotas, que quisieran ver a Cuba como una estrella más de la bandera del enemigo, pero se equivocan.

Hay que remitirse a nuestra historia pasada y reciente. Y aunque los tiempos no son los mismos, los cubanos, que como patriotas somos la inmensa mayoría, no olvidamos jamás.

Recordamos las tristes jornadas a raíz de la desaparición física de nuestro líder histórico cuando juramos serles fiel a su pensamiento y en cada uno de nosotros enarbolar esa frase que pesa mucho y exige «Yo soy Fidel». Por eso muy bien viene recordar una de las ideas del Comandante en Jefe pronunciadas en Mayo de 1972, cuando afirmó y cito: «Cuando hay patriotismo, cuando hay conciencia, cuando hay ideas, cuando hay unión, cuando hay una doctrina, un pensamiento político, cuando hay un partido, cuando hay una dirección y cuando se lucha, no puede haber derrota».

Como dijera el presidente Miguel Díaz-Canel: «Cuba jamás será tierra de odio», porque nuestro país por su propia naturaleza es una nación de paz y solidaridad. Por eso apuntaba también que «Cuba seguirá fundando», y para eso «hay que potenciar la economía constantemente, enfocarnos hacia la prosperidad, desarrollar con mayor eficiencia y amplitud los programas sociales, la educación, la ciencia, la cultura, el deporte, la seguridad y la atención social».

No podemos distraernos en nuestro propósito fundamental: enfrentar y derrotar la pandemia y avanzar en nuestros principales programas de desarrollo, sacar todas las enseñanzas posibles, unir, fundar, intercambiar, ir a los barrios, caminar, buscar soluciones alternativas, liderar, convertir cada pedacito de este país, en mi Cuba, la suya y la de todos. Eso es ponerle corazón, a la tierra donde nacimos. Eso es la Patria.

 

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