por La mayoría de esos diplomáticos se dedicaron a torpedear el avance de la Revolución recién triunfante, por eso el gobierno rebelde pidió una drástica reducción del personal de la embajada yanqui.
La administración de Dwight David «Ike» Eisenhower respondió el tres de enero al pedido de La Habana con la ruptura de relaciones, pero eso fue apenas una justificación y en realidad el colofón del deterioro progresivo de los lazos bilaterales.
Las cosas andaban mal desde que en mayo de 1959 se dictó la Ley de Reforma Agraria, que dañó los intereses de compañías estadounidenses. También se intervinieron las empresas de servicios públicos de propiedad norteamericana.
La ruptura unilateral de relaciones diplomáticas impuesta por Washington, el 3 de enero de 1961, abrió el camino para lo que llegaría después: la agresión por Playa Girón y el infame bloqueo que aún nos atenaza.
Aunque a los mercenarios los cambiamos por compotas, ni siquiera la reanudación de lazos oficiales, en julio de 2015, nos quitó de encima la onerosa carga de un cerco que lesiona la cotidianidad de los cubanos.
Tras la derrota en Playa Girón, el #30Nov d 1962 #JFK aprobó un programa subversivo vs #Cuba, conocido como «Operación Mangosta», con el obj de destruir la Revolución cubana e impedir q su ejemplo se expandiera por la región. Las acciones desarrolladas incluyeron guerra económica pic.twitter.com/FiHtRotckx
— AnadelaIsla?? (@anadela_isla) November 30, 2019
Ahora, con la Administración Trump en la Casa Blanca, el bloqueo se ha recrudecido y las relaciones bilaterales están en su peor momento.
Cuba ha expresado de manera clara que no desea la ruptura de lazos, pero que está lista a enfrentar algo así.
En definitiva, seguimos aquí, aunque por culpa de ellos estuvimos casi 60 años sin relaciones diplomáticas.