Cultura de resistencia y crecimiento

Luego sería reconocido como Himno Nacional. Aquel a cuyos acordes, como dijo José Martí, en la hora más bella y solemne de nuestra Patria se alzó el decoro dormido en el pecho de los hombres.

Teniendo en cuenta el alcance histórico del acontecimiento, en 1980 el gobierno revolucionario decretó el 20 de octubre como Día de la Cultura Cubana. Porque fue un himno que sintetizó la rebeldía y ansias de libertad de un pueblo, de una nación que definía su identidad afianzada en sus raíces mestizas.

Cultura que ha sido, desde entonces, expresión de crecimiento espiritual y resistencia frente a afanes hegemónicos y de recolonización.

Democratizar la cultura, hacer accesible a todos las manifestaciones del arte y la literatura, fue pilar de la política de la Revolución Cubana desde su primera gran cruzada: la alfabetización.

Porque educación y cultura deben funcionar en alianza imprescindible y enriquecedora del ser humano, aún más en estos tiempos en que urge rescatar valores cívicos.

La cultura es responsabilidad compartida, es libertad y motor de desarrollo de la sociedad, y tenemos el sueño irrenunciable de un pueblo cada vez más culto y sensible.

Eso exige trabajo duro, con racionalidad e inteligencia, en el sistema institucional y en la propia comunidad para aprovechar mejor los recursos, que el bloqueo nos sigue escamoteando y perjudica también al desarrollo de nuestra cultura. Esa que debemos defender porque nos fortalece y hace mejores, mientras más se aferre a las raíces, a la memoria.

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