Devoto de la lealtad

Nadaba bien y era un amante de la pelota, como sabemos todos por los inolvidables juegos con Fidel, representando ambos al original equipo Barbudos.

Uno de los rasgos predominantes en la personalidad de Camilo Cienfuegos era su alegría. Siempre estaba dispuesto al chiste, a la broma, aún en las etapas más duras de su vida.

De sus padres aprendió que la solidaridad era mucho más que una palabra, y lo probó desde niño, cuando en unión de sus hermanos se involucró en colectas públicas para enviar a los niños huérfanos de la guerra civil en España.

Las devociones de Camilo

El Che decía que Camilo era “un devoto de la lealtad, que la usaba en dos grandes líneas con el mismo resultado; tan devoto de la lealtad personal hacia Fidel que encarnaba como nadie y era devoto de la lealtad del pueblo; pueblo y Fidel marchan unidos y así marchaban unidas las devociones de Camilo”.

Según el Guerrillero Heroico, la vida de los hombres como El héroe de Yaguajay tiene su más allá en el pueblo.

El Che también lo consideraba un hombre de anécdotas; decía que “las creaba a su paso con naturalidad; eso que a veces hoy se olvida y se desconoce, eso que imprimía su sello a todo lo que le pertenecía, el distintivo precioso que tan pocos hombres alcanzan de dejar”.

Así era El Señor de La Vanguardia, como llamó al amigo entrañable y de quien dijo que su nombre era presencia permanente de evocación cotidiana.

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