El barrio: centro cultural por excelencia

El barrio o la comunidad es nuestra casa más grande, donde desarrollamos la mayor parte de nuestras vidas, recibimos nuestros primeros conocimientos en la escuela o el círculo infantil, donde construimos relaciones de amistad o familiaridad con nuestros vecinos más cercanos.

Por lo tanto, al barrio sí debemos ponerle todo nuestro corazón, y eso nos vuelve a llevar por el camino de que no solo es el espacio donde habitamos, sino que en la medida que podamos construirle un capital simbólico agregado, lo haremos mejor, más integral y con un mayor sentido de pertenencia.

Con una diferencia de solo unas horas, el balance anual del Ministerio de Cultura y la reunión de intercambio de nuestro Presidente Díaz-Canel con directivos del Partido, el Gobierno y organizaciones de masas para evaluar las experiencias de la transformación de los barrios en la capital, han coincidido en que además de las transformaciones en los órdenes constructivo y social en los barrios, en esta segunda etapa de trabajo en La Habana y también en el resto del país, uno de los elementos clave en lo adelante será contribuir al crecimiento espiritual de las personas donde los proyectos culturales y la escuela, constituyan eslabones imprescindibles no solo de realización colectiva sino también personal.

Más de mil 280 comunidades a nivel nacional reciben actualmente los beneficios del trabajo cultural comunitario lo que significa no solo un escenario para el esparcimiento y la recreación, sino además para el mayor conocimiento y realización artística en contacto directo con la población.

Si a ello unimos el hecho de que, a través de esta práctica, se han logrado realizar diagnósticos socioculturales de las comunidades y rescatado o revitalizado tradiciones y culturas endógenas, entonces podemos afirmar que el proceso de transformación de los barrios puede ser algo más que ese espacio físico, igualmente integración de saberes, rescate de particularidades, de la historia local rica y diversa que nos puede conducir a disfrutar algo que siempre hemos tenido cercano pero que no le conferíamos el valor necesario.

Hemos avanzado, pero también ahora se trata de socializar las mejores experiencias en los barrios en todo el país; en esa construcción colectiva, ganamos; en aprovechar estos meses de la experiencia que llegó para quedarse y escribir metodológicamente cómo hacerlo y bajo qué principios, también avanzamos.

Barrio, gente, cultura, tradiciones, historia… todo unido son ingredientes principales para ponerle corazón a nuestra casa más grande, donde habitamos.

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