Longeva cafetería de una vetusta ciudad

El cafetín resulta el más antiguo del archipiélago sin haber cambiado sus funciones, adaptado a cada momento y con el mantenimiento de muchos de sus valores originales, sobre todo el Ponche de la Parroquia, cuyo origen se pierde en el tiempo mientras conocedores aseguran que acompaña a las Parrandas desde su origen, en 1820.

Trago tradicional, realizado a partir de leche, ron o aguardiente de caña, hierbas aromáticas, frecuentemente hojas de caña santa y canela, sigue siendo un secreto bien guardado las cantidades de cada uno de los ingredientes y el método para mezclarlos.

Por su cercanía a la parroquial mayor de San Juan de los Remedios, joya del barroco cubano y principal escenario de los festejos entre barrios, el inmueble se apropió de la fórmula del trago, servido a los parroquianos en las frías noches de diciembre.

El Louvre recibió a personalidades de la cultura y la historia cubanas, entre otros al Generalísimo Máximo Gómez; Amelia Peláez, artista de la plástica; el historiador Emilio Roig de Leushering; el etnólogo Don Fernando Ortiz y a los cantantes Rita Montaner y Bola de Nieve.

En los tiempos de la inauguración, se servía café, dulces y hacía las veces de restaurante. Contaba, además, con un salón solo para señoras, un patio adornado con paisajes españoles y en el lateral, una barra que expendía bebidas y licores.

La importancia del local y por el sitio que ocupa, hizo que los pobladores llamaran a toda la cuadra, la acera del Louvre.

Con una bien conservada arquitectura colonial, el vetusto establecimiento resulta uno de los espacios llamativos de Remedios -de onomástico dentro de unos meses-, con los acostumbrados fuegos artificiales de las parrandas y los servicios a transeúntes y turistas, de comida ligera y bebidas.

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