Rebelde como Fidel

La arremetida del régimen de Batista no se centró solamente en la capital cubana, sino que abarcó a todo el país y con un fuerte impacto en las montañas de la Sierra Maestra, donde se desarrollaban las acciones guerrilleras. Varios poblados y caserío campesinos recibieron ataques con Napalm por parte de la aviación batistiana.

El 14 de abril y hasta el día 16 del propio mes, a los Altos de Conrado, sitio donde se encontraba la emisora guerrillera Radio Rebelde, llegó Fidel Castro con un mensaje de protesta por la fuerte represión a la que habían sido sometidas las fuerzas revolucionarias en el llano y también un llamado a la unidad latinoamericana, a la vez que analizaba los sucesos de la Huelga del día 9 y llamaba a continuar la lucha.

El Comandante en Jefe había dejado la Columna No. 1 Ciro Redondo para trasladarse al sitio donde estaba enclavada la estación radial y a través de los micrófonos de Radio Rebelde alertar también, sobre la complicidad de los Estados Unidos por su apoyo al régimen batistiano y la campaña que llevaba a cabo para evitar la solidaridad de los pueblos de América Latina y el Caribe a la justa causa de liberación del pueblo cubano.

Las palabras de Fidel comenzaron así: “A la opinión pública de Cuba y a los pueblos libres de la América Latina. He marchado sin descanso días y noches desde la zona de operaciones de la Columna No. 1, bajo mi mando, para cumplir esta cita con la emisora Rebelde. Duro era para mí abandonar mis hombres en estos instantes, aunque fuese por breves días, pero hablarle al pueblo es también un deber y una necesidad que no podía dejar de cumplir.”

El Comandante demandaba la falta de transparencia y veracidad con la que el gobierno presionaba a los medios de noticias en su plan de desinformación y guerra psicológica.

Mientras ocultan la verdad a toda costa, divulgan la mentira por todos los medios, decía el Comandante por Radio Rebelde. “No escucha el pueblo otras noticias que los partes del Estado Mayor de la Dictadura. Al ultraje de la censura se impone a la prensa el ultraje de la mentira. Y a esos mismos periódicos y emisoras, a los que un inquisidor severo y vigilante impide la publicación de toda noticia verdadera, se les obliga a informar y emitir todo cuanto la dictadura informa.”

Como parte de la represión, las fuerzas de Batistas habían arremetido contra poblados de campesino, donde destacaba particularmente el caso de Cayo Espino, el cual había sufrido, el día 10 de abril, la furia de la aviación militar.

Quienes estuvieron allí, reseñaron la manera enérgica con que Fidel protestaba: “Periodistas de cuatro países presenciaron, escucharon y tomaron películas de aquella escena. Acostumbrados a la dureza de esta lucha, aquel hecho, sin embargo, enloquecía de indignación. A cada cual le recordaba, tal vez, su propio hijo. Era difícil comprender que manos cubanas fuesen capaces de perpetrar semejante crimen.”

“¿Qué necesidad había de cometer aquella barbarie? ¿Qué objetivo militar podía perseguirse ametrallando aquel caserío indefenso a muchos kilómetros del lugar del combate? ¿Qué designio extraño guía la mente de los bárbaros que utilizan los recursos de la nación para llevar cabo esos horrores contra su mismo pueblo? ¡Cuánta cobardía y ruindad la de esos pilotos, que sentados cómodamente en sus aparatos, sin riesgo alguno para sus vidas asesinas mujeres, niñas y niños inocentes!”

Con respecto a la ayuda brindada por el gobierno de los Estados Unidos en pertrechos y armas al gobierno de Batista, el mensaje del Comandante en Jefe fue absolutamente antimperialista y latinoamericanista:

“Se afirma que la venta de armas al Gobierno de Batista ha sido cancelada por el Departamento de Estado Americano. Pero el resultado no se altera en nada: Estados Unidos se las venden a Somoza y a Trujillo; Somoza y Trujillo se las venden a Batista. ¿Y la Organización de Estados Americanos qué hace? ¿Acaso tienen derecho los dictadores a conjurarse para masacrar al pueblo cubano?”

“Si los dictadores se ayudan entre sí, ¿por qué los pueblos no han de darse las manos (…) ¿Es que no hemos pagado suficientemente caro el pecado de nuestra indiferencia frente al concierto de los tiranos que promueven la destrucción de nuestras democracias?”

“¿No se comprende que en Cuba se está librando una batalla por el ideal democrático de nuestro Continente? ¿No se percatan de que los últimos dictadores han convertido a Cuba en una de sus últimas trincheras? En Cuba no se lucha ya por la redención de un pueblo solamente, se defiende un principio que interesa a América. Si los dictadores ayudan a Batista, justo es que los pueblos de América Latina ayuden a Cuba.”

Así fueron las primeras palabras del Comandante en Jefe en Radio Rebelde, la emisora de la Revolución y un ícono dentro de la radiodifusión latinoamericana, pues fue la primera radio guerrillera del continente.

Y ese ha sido el camino que esa emisora siempre ha seguido, la defensa de Cuba y de las ideas progresistas de América Latina.

Cuando se cumplen 60 años del acontecimiento, es sorprendente reconocer cómo el panorama parece el mismo, con la diferencia que en esta época los pueblos tienen mayor voz para poder combatir las ideas que como en los años cincuenta, hoy, tienen los Estados Unidos, la OEA de implantar su política de dominación sobre los pueblos latinoamericanos.

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