Sancti Spíritus y su legado artístico para la cultura cubana

Y es que en el ajiaco de la cultura espirituana sobresalen elementos distintivos de la identidad cubana como el punto y las tonadas, la trova, las tradicionales fiestas santiagueras, así como las manifestaciones de la vertiente afrocubana presentes en los cabildos congos de Trinidad -localidad al sur del territorio- y yoruba, de Sancti Spíritus.

Es así que el punto espirituano, de raíz hispánica y traído por emigrantes canarios que habían asimilado elementos de la música andaluza, en conjunto con los coros de clave, cuyo origen son las agrupaciones corales mezcladas con la rumba de cajón, fundaron un movimiento musical singular.

Mientras, la trova espirituana debe su germen a las influencias que ejercieron los coros de clave, los fandangos, la música de los cabildos africanos y las tandas de bandurrias y guitarras.

De las joyas del cancionero trovadoresco sobresale Miguel Companioni (1881-1965), autor de más de 300 obras, entre las que se incluyen los números antológicos de la añeja trova cubana: Herminia, Rosalba y Mujer perjura.

Esa música fundacional pervive en la inspiración de los compositores contemporáneos que atemperan su cadencia a los tiempos actuales, sin que ello niegue el valor patrimonial de varios tríos que se remiten a las fórmulas originales, como D’ Gómez, Miraflores y el Trío Espirituano.

No en vano, según afirman los entendidos en el tema, cuando se habla de vieja trova, hay que remitirse a esta provincia, pese a que Santiago de Cuba haya sido la cuna del género, ya que cedió sus coordenadas a la explosión avasalladora del son.

Asimismo, el punto espirituano se distingue por su singular armonía de acordes y la complejidad de su interpretación, ya que las décimas previamente aprendidas o escritas se cantan a dos voces y están sujetas a un metro fijo y complejo que exige oficio y aptitudes del cantor.

Quizás ello explica su poca difusión fuera de esos dominios, puesto que no todo el que se lo proponga puede entonarlo con igual suerte, además de que se toca con acompañamiento de tres, bongó de cuña, botijuela, claves, güiro y guitarra.

La tima, que caracterizó las fiestas del Santiago espirituano y es conocida por el altisonante repiquetear de los cuerpos y los hierros acompasados por la voz líder de las trompetas, y el punto parranda, una variante del punto autóctono de Sancti Spíritus, son también parte de los bienes inmateriales del centro-sureño villorrio.

Ese patrimonio, que ha sido admirado por quienes descubren las fuentes de la valiosa herencia cultural de la otrora villa del Espíritu Santo hacen que, sin lugar a dudas, la música de este terruño viva llena de una fidelidad sin límites a sus orígenes.  

Autor