Un día sublime para la cultura cubana (+Audio)

Acerca de aquel día, cuando los bayameses entonaron por primera vez el himno compuesto por Perucho Figueredo, expresaría Martí en un artículo aparecido en el periódico Patria, de 1892: 

Para que lo entonen todos los labios y lo guarden todos los hogares, para que corran de pena y amor las lágrimas de los que lo oyeron en el combate sublime por primera vez; para que espolee la sangre en las venas juveniles; el himno a cuyos acordes, en la hora más bella y solemne de nuestra Patria, se alzó el decoro dormido en el pecho de los hombres.

Cada verso de “La Bayamesa” es un llamado a la lucha, un grito de guerra, un canto a la libertad, una evocación  del sentir común. Es la determinación del pueblo de empuñar la bandera cubana junto al grito de ¡Viva Cuba Libre! hasta ver la Patria soberana o morir en el intento.

A partir de aquel 20 de octubre de 1868, las tropas mambisas al mando de Carlos Manuel de Céspedes se instalaron en Bayamo, que fue declarado primer territorio libre del dominio español. Allí sesionó el gobierno de la República en Armas, y se organizaron las tropas y los mandos.

Pero realmente duró poco la permanencia de Bayamo como capital de la naciente Revolución. Ante la grave amenaza de fuerzas españolas superiores en hombres y armas, los bayameses ofrecieron al mundo una prueba suprema de heroísmo y entrega a la causa independentista: sometieron a las llamas todas sus propiedades, para impedir así que la ciudad cayera en manos enemigas.

Cuentan los cronistas que al día siguiente del incendio de Bayamo las palomas regresaron a sus sitios antiguos y no encontraron un solo lugar donde posarse, por lo que levantaron sobre el cielo un revuelo sin esperanza… sin destino…

Esa esperanza y ese destino… que las palomas buscaban desesperadas entre las cenizas de Bayamo, fueron conquistados muchos años después, por la Revolución que triunfó en la alborada del primero de enero de 1959, como también fue conquistada una cultura que nos enorgullece y que cada 20 de octubre celebramos.

 

 

 

Autor