Un infierno en tierra ajena

Y así fueron y son estos buenos señores convencidos de ser dueños del mundo. Y así, como un tentáculo más de la odiosa Enmienda, se implantó ilegalmente en Cuba la Base Naval de Guantánamo, un verdadero nicho de odio y desprecio a los más elementales derechos humanos, lugar donde instalaron una tenebrosa cárcel en la que la tortura, tal si fuera una práctica deportiva, se muestra en alevoso insulto a la condición humana de muchos seres inocentes.

Y ahora, este “buen” señor Trump dice haber firmado un decreto para poner fin al cierre de la prisión (veamos si cumple realmente), sin mencionar, claro está, si procederá igual devolviendo el extenso territorio de la Base a Cuba, para dejar que en Guantánamo brille la armonía y la paz cubana, y jamás el infierno que aún constituye la cárcel yanqui en aquel territorio; lugar tenebroso donde brilla la injusticia; gran cantidad de reos inocentes torturados; sitios donde no se conoce el día o la noche; revisión de correspondencia para que no relaten los martirios a que son sometidos; militares de alto rango declarando que la prisión es un “lugar ideal para estos hombres”; presos que cumplen hasta 7 años de condena siendo inocentes para después, al liberarlos, no reciban disculpa de ningún tipo, tal es el desprecio; grillete perpetuo formando parte de su indumentaria; y muchos más vejámenes.

Este antro de maldad llegó a ser famoso, ocupando grandes espacios en los medios de comunicación. Particularmente recuerdo imágenes donde los soldados torturaban a los detenidos. Se presentaron protestas y proyectos de ley con el objetivo de eliminar el centro de detención, proyectos que, como se conoce, deben introducirse en los enormes y complejos vericuetos de la “justicia” a lo yanqui.

En definitiva a Trump no se le puede hablar de respeto a los derechos ni mucho menos; porque sus preocupaciones se centran exclusivamente en los dólares, en que Estados Unidos es primero en esta tierra y, por supuesto, en los planes de agresión, intimidación, y preservar el sacrosanto derecho de su país a decidir el destino del mundo, incluyendo la muerte de seres humanos. Se habla mucho intentando caracterizarlo, unos de orate, otros de ignorante y hasta ridículo; pero a mí me parece que es un discípulo aventajado de un sistema cruel por naturaleza, o quizá un parto anómalo de esta humanidad.

Cuba continuará denunciando y reclamando su legítimo derecho a ocupar el territorio de Guantánamo, territorio que otrora se endilgó Estados Unidos, como hizo también con México mediante el robo “legal”, y teniendo en cuenta la pregunta que hizo nuestro Martï. ¿Cuándo se ha levantado una nación con limosneros de derechos? Sepan los gobernantes de aquella nación que la injusticia tiene también un alto precio, no otro que el desprecio y el odio de los que sufren.

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