Un ritual que no deja de sorprender

Con puntualidad más allá de la exactitud, todos los días del año, ya sean de fiesta o de duelo, a las nueve de la noche, ni un minuto más ni un minuto menos, desde la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña se dispara un cañonazo, llamando a revisar los relojes.

Convertida en nuestros días en un vistoso espectáculo, en sus orígenes era la fórmula oficial de aviso a pobladores y visitantes de la capital cubana, para que a partir de ese instante permanecieran tras las gruesas murallas que a lo largo de decenas de kilómetros rodeaban la villa para resguardarla contra ataques de corsarios y piratas.

La centenaria tradición de las noches habaneras fue proclamado Patrimonio Cultural de la nación cubana. La declaratoria oficial fue entregada en diciembre de 2014 durante la ceremonia militar, por Gladys Collazo, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, en reconocimiento a la trascendencia universal que ha alcanzado esta práctica.

El tradicional cañonazo de las nueve, se inició en el siglo XVIII cuando desde esa propia Fortaleza disparaban una salva para anunciar a los vecinos el momento de cerrar o abrir las puertas de la muralla o la colocación de la cadena que cerraba la entrada del puerto.

En aquel entonces la villa estaba rodeada por una muralla que definía sus límites; de aquella obra quedan algunos tramos en lo que hoy es La Habana Vieja.

Hace más de 300 años que se escucha el cañonazo, el cual también formó parte de una reglamentación militar para los marineros de las flotas españolas, luego alcanzó un valor de uso social y posteriormente se convirtió en una tradición, explicó la museóloga Migleidis Escalona.

Según precisó la especialista, la ceremonia se ha dejado de efectuar en pocas ocasiones, entre ellas durante la II Guerra Mundial y la I intervención yanqui en Cuba. Además de la fortaleza San Carlos de la Cabaña, se ha realizado desde el barco Infanta Isabel, anclado en la entrada de la bahía durante el siglo XIX.

En cada época la ceremonia se ha desarrollado de acuerdo con las prácticas en uso por parte de los ejércitos español y cubano, sin embargo en la actualidad se utiliza una fantasía militar que imita la técnica de la etapa colonial, agregó Escalona.

La Fortalez San Carlos de la Cabaña forma parte del sistema de fortificaciones militares que junto al Centro Histórico de la Habana Vieja fueron declarados en 1982 Patrimonio Mundial de la Humanidad.

El reconocimiento del cañonazo como acervo cultural de la nación, evidencia todo lo que se ha hecho en esta institución para preservar la memoria histórica de los cubanos, aseveró Collazo.

 

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