Una responsabilidad colectiva

Se puede haber planificado todo al detalle, pero la concreta, la implementación práctica, está sujeta al entendimiento de aquellos que tienen que hacerla realidad.

Por eso, desde las autoridades locales hasta el administrador de la más humilde instalación, pasando por los líderes sindicales e informales, tienen que tener conciencia de su propia importancia en esta transformación colosal de la economía cubana.

Eliminar una moneda, instaurar una única tasa cambiaria, acabar con subsidios excesivos y gratuidades indebidas, y además modificar los ingresos, es una metamorfosis que pocos países, por no decir ninguno, han acometido de manera simultánea, de ahí el alcance de esos raigales cambios.

Pensamiento colectivo

Largo ha sido el camino para echar a andar la desaparición del CUC, la unificación de la tasa de cambio, la eliminación de subsidios y gratuidades indebidas, así como la transformación de los ingresos.

En esa dilación pesaron la complejidad y los riesgos de una reforma en la que nos jugamos el futuro de la nación. Por eso, las autoridades diseñaron 44 indicadores para medir los resultados del proceso, uno de los cuales es la expectativa de la población sobre el poder adquisitivo del peso.

Precisamente, el criterio popular tuvo sus primeras expresiones en la modificación de tarifas eléctricas, precios de ciertos medicamentos y hasta algunos pagos.

Es la concreción de un pensamiento colectivo que, más allá de la mirada especializada, ayuda a ordenar a los actores del escenario económico nacional.

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