Facebook planea reconfigurar nuestras vidas, “algo para temer”

Muestra que la red social -creada, según las propias palabras de Zuckerberg hace cinco años para «extender la capacidad de la gente de construir y mantener relaciones»- se está convirtiendo en una especie de estado extraterritorial administrado por un pequeño gobierno no elegido que hace un amplio uso de algoritmos de propiedad privada para hacer ingeniería social.

En 2012, Zuckerberg se dirigió a los futuros inversores en Facebook en una carta adosada al prospecto de la oferta pública inicial de la compañía.

Su descripción del propósito de la empresa fue la siguiente: «Si la gente comparte más -aunque solo sea con sus amigos íntimos o familiares-, crea una cultura más abierta y se llega a una mejor comprensión de las vidas y perspectivas de los otros. Creemos que esto crea un mayor número de relaciones más fuertes entre la gente, y que eso ayuda a las personas a exponerse a una mayor cantidad de perspectivas diferentes».

Independientemente de en qué se hayan basado esas creencias, fallaron en la prueba del tiempo.

En lugar de crear relaciones más fuertes, Facebook engendró ansiedades y adicciones que son objeto de estudios académicos desde Portugal hasta Australia.

Algunos estudios han determinado que el uso de la plataforma va en detrimento de la satisfacción del usuario con la vida.

Un experimento danés del 2015, que abarcó a personas a quienes se les impidió usar FB durante una semana y a un grupo de control que lo usaba, mostró que las personas que están en la red social tienen un 55 por ciento más de probabilidades de sentirse estresadas; una de las fuentes de ese estrés es la envidia de las vidas, presentadas con brillo, de otros usuarios.

El bienestar de los usuarios, muestra la investigación, solo suele aumentar cuando tienen interacciones significativas -como largos intercambios de mensajes- con aquellos que ya les son cercanos.

Jactándose en su nuevo manifiesto, Zuckerberg escribe: «En recientes campañas en todo el mundo -de la India a Indonesia, pasando por Europa y Estados Unidos- hemos visto que el candidato con la mayor y más comprometida cantidad de seguidores en Facebook generalmente gana».

En vez de facilitar la comunicación entre la gente que ya es parte de grupos de apoyo social cuando no está en internet, quiere proyectar las relaciones de Facebook en el mundo real: claramente, esta es una forma más eficaz de mantener alejados a los competidores.

El CEO de Facebook dice que su equipo está trabajando en inteligencia artificial que podrá marcar publicaciones que contengan información ofensiva -desnudos, violencia, expresiones de odio- y pasárselas a seres humanos para que estos tomen una decisión final.

Zuckerberg concibe a Facebook como una comunidad global que necesita mejores políticas y mejor gobernanza para tender a mejores prácticas sociales.

Esta dispuesto a permitir cierta democracia y «referendos», pero la compañía tomará la decisión final en cuanto a los tipos de contenido que la gente debe ver, sobre la base de su comportamiento en Facebook.

En última instancia, este tipo de ingeniería social afecta el humor y la conducta de las personas. Puede arrastrarlos a interacciones comerciales o estimularlos a donar a causas buenas, pero también puede derramarse al mundo real en formas más perturbadoras.

Es absurdo esperar humildad de los héroes de Silicon Valley. Pero Zuckerberg debería darse cuenta de que al configurar la forma en que la gente usa Facebook, puede estar creando un monstruo.

Los otros servicios de su compañía -Messenger y WhatsApp- meramente permiten a los usuarios comunicarse sin ninguna interferencia, y esa simple función es la fuente de los ejemplos menos controvertidos en el manifiesto de Zuckerberg.

«En Kenia, aldeas enteras están juntas en grupos de WhatsApp, incluidos sus representantes», escribe el CEO de Facebook.

El «suicidio virtual de la identidad» no aparece en los números informados de uso de Facebook, pero eso puede deberse a que un montón de los «usuarios activos» que la compañía informa son en realidad robots. Si uno escribe «cómo salir» en la ventana de búsquedas de Google, «cómo salir de Facebook» será la primera sugerencia.

Editor: Conrado Vives Anias.

 

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