Redes sociales: donde Donald Trump tiene su verdadero poder

Y aunque parezca saludable para nuestro sistema político que las redes sociales le den oportunidades a gente como él (no tan conectada políticamente) para hablarle al pueblo estadounidense, el modo en que se usaron en este ciclo electoral es muy peligroso para nuestra democracia.

Para ver cómo hemos llegado a este punto, es muy útil echarle una mirada a pasadas campañas electorales.

De hecho, aunque Donald Trump parezca la antítesis de Barack Obama, los dos últimos hombres elegidos como presidentes de Estados Unidos son sorprendentemente iguales en dos aspectos: ambos eran candidatos anti-establishment que ganaron la presidencia con sobradez al superar a sus oponentes en las redes sociales.

Trump, quien tuiteó más que cualquier otro candidato en la campaña presidencial, conquistó cuatro millones más de seguidores en Twitter que Hillary Clinton y cinco millones más en Facebook.

Con el muy entusiasta ánimo de los seguidores de Trump y sus oleadas de «likes» y «shares» a todo su contenido, el magnate creó lo que Mike Berland, consejero general de la firma de investigación de mercados Edelman Berland, calificó como «un continuo acto de campaña en Twitter a todas horas».

La compañía de medios sociales SocialFlow calculó durante la campaña que Trump estaba obteniendo tres veces más exposición gratuita en redes sociales que Hillary Clinton. La empresa encontró que, para enero, el magnate se había convertido en «la persona de la que más se habló en el planeta».

El año pasado, en una entrevista con el periodista del «New York Times», Michael Barbaro, Trump dijo que antes de las redes sociales su única opción era demandar a sus rivales. Pero con la moderna habilidad para discutir en las plataformas sociales, sintió que tenía «más poder del que tenían ellos».

En su primera entrevista como presidente electo, el multimillonario neoyorquino aseguró que él creía que las redes sociales eran más poderosas que el dinero.

«El hecho de que yo tenga tanto poder en términos de números con Facebook, Twitter, Instagram, etcétera, me ayudó a ganar todas estas elecciones en las que mis rivales gastaron mucho más dinero que yo», aseguró (su campaña gastó cerca de la mitad de lo que gastó la de Clinton).

Trump también apreció la habilidad para burlar el filtro de los medios tradicionales y hablarle directamente a los ciudadanos a través de las redes sociales, estableciendo las bases de un nuevo patrón.

En el 2008, Obama tenía 2.379.102 seguidores, en comparación con los 620.359 de su rival, el senador republicano John McCain.

Estudios anteriores han demostrado que los políticos opositores en el Congreso tienden a usar más las redes sociales que sus contrapartes, «como un instrumento de voz disidente directa hacia el público».

Si las redes sociales sirven para ampliar la base de potenciales políticos al permitirles llegarle con sus ideas al pueblo estadounidense, y llevar a cabo campañas más baratas, ¿cómo es que le han hecho daño al país?

Existen tras razones, pero la primera y la más obvia, es que las redes sociales (literalmente) han abreviado nuestro diálogo nacional. Kerric Harvey, autor de Enciclopedia de Redes Sociales y Política, dijo que Twitter «hace que lo que debería ser una conversación sea solo un montón de notas «post-it» dispersas.

Esto ayuda a explicar por qué un candidato que nunca antes habló de política fue capaz de ganar estas elecciones. De hecho, en su entrevista el «Times», Trump dijo que deseaba que el límite de Twitter de 140 caracteres fuera más largo «en el 10 por ciento de las ocasiones».

Las palabras más usadas por Trump en sus tuits fueron «great» (grande), «winner» (ganador) o «winners» (ganadores), y «loser» (perdedor) o «losers» (perdedores).

La compañía de seguimiento de redes sociales Brandwatch encontró que en los diez días en los que más se tuiteó sobre Trump y Clinton (con excepción de las conversaciones sobre los debates presidenciales) hubo apenas dos discusiones sobre política.

Editor: Conrado Vives Anias.

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