Trump y Twitter, ¿por la boca muere el pez?

Los falsos medios de comunicación de masas están trabajando muy duro para tratar de que no use redes sociales. Ellos odian que yo pueda lanzar mi mensaje honesto y sin filtros, escribió este martes en su última arremetida contra la prensa y en defensa de su empleo de esa plataforma.

Tal reacción siguió a una ola de tuits en la que, durante las últimas jornadas, condenó los atentados en Londres, promocionó su veto de viajes como una necesidad de seguridad nacional y criticó abiertamente al alcalde de la capital británica, el musulmán Sadiq Khan.

La declaración del propio jefe de Estado de que sus publicaciones en Twitter constituyen una forma de enviar su mensaje sin filtro tiene relación con uno de los temas que más se señalan cuando se realizan análisis de su uso de la red de microblogging: la impulsividad.

No son pocos los analistas para los cuales el modo en que el jefe de la Casa Blanca vierte sus ideas, comentarios y ataques en la plataforma resulta poco adecuado para un presidente, algo que a Trump parece no importarle, pues reiteradamente se ha dicho contrario de lo «políticamente correcto».

Con frecuencia los comentarios del mandatario en ese espacio provocaron revuelo y controversia a nivel nacional e internacional, y por ello abundan los reportes de que sus colaboradores quisieran verlo más limitado en sus incursiones habituales.

Varios diarios locales indicaron que si bien la prensa fue el blanco de su tuit de la mañana de este martes, es el propio personal del gobernante el que ha sido crítico de sus hábitos en Twitter, con miembros de su equipo político, legal y de comunicaciones instándolo a recortar la expresión en interés de la preservación política.

Según The New York Times, los abogados de Trump, dentro y fuera de la Casa Blanca, se han preocupado cada vez más por sus reflexiones, explosiones y autodefensas enojadas sobre temas legalmente delicados.

Entre estos se incluyen la pesquisa sobre la presunta complicidad entre su campaña y Rusia durante las elecciones de 2016, el despido del exdirector del Buró Federal de Investigación James Comey y la batalla sobre su veto de viajes desde seis países musulmanes.

De acuerdo con el portal The Hill, en el caso de este último tema, gran cantidad de expertos consideran que el presidente está minando el deseo de su Gobierno de que la Corte Suprema acceda a restablecer su orden ejecutiva tras el bloqueo en tribunales inferiores.

Trump se quejó ayer de que su administración creó una «versión diluida y políticamente correcta» del decreto original firmado en enero, al cual llamó abiertamente prohibición de viajes, incluso después de que miembros de su ejecutivo se negaran a definirlo de ese modo.

George Conway, esposo de su asesora Kellyanne Conway, criticó los tuits por potencialmente amenazar la propia agenda del jefe de Estado.

«No se puede hacer suficiente hincapié en que las publicaciones sobre asuntos legales socavan gravemente la agenda de la administración y del propio presidente. Los que lo apoyan, como yo, necesitan reforzar ese punto y no ser tímidos al respecto», escribió el abogado.

En tanto, la reacción de muchas empresas periodísticas ante la entrada del mandatario de este martes ha sido resaltar que no tienen interés en que deje de tuitear, porque de ese modo pueden realizar un análisis de sus ideas y su postura sobre los diferentes asuntos.

Los medios de comunicación están muy contentos de que diga lo que está pensando en un momento dado, nos ofrece una visión fascinante de su presidencia y su tren de pensamiento, indicó un artículo de opinión del diario The Washington Post.

Según el trabajo, a través de los mensajes de 140 caracteres del republicano es posible encarnar otras historias sobre su administración con reflexiones en primera persona del propio responsable del ejecutivo.

No hay nadie en los medios que quiera que Trump deje de tuitear, ni una persona, nunca antes tuvimos una línea directa con lo que piensa un presidente como lo hacemos ahora, sostuvo, por su parte, la cadena CNN.

Para la televisora, el contenido que él vierte en Twitter es más importante que lo que su personal presenta como la posición de la Casa Blanca, pues ahí está el auténtico Trump, el que no pasa por el criterio de los abogados ni es filtrado desde abajo.

Pese a toda la controversia en torno al tema, e independientemente de lo que deseen la prensa o sus colaboradores, el gobernante seguramente mantendrá su activa presencia en el servicio de microblogging, y sus mensajes continuarán teniendo impacto de un modo u otro.

Así se demostró cuando incluso lo que pareció ser un error tipográfico, al escribir la semana pasada en un texto inconcluso la palabra «covfefe», generó en pocos minutos un inmenso revuelo en las redes sociales.

Tomado de Prensa Latina / Editor: Conrado Vives Anias.

 

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