Educar es nutrir la Patria

Con el éxito de la Campaña de Alfabetización se cumplió uno de los puntos del Programa del Moncada. Aprender a leer y a escribir ya no era para cubanos y cubanas un sueño inalcanzable, fue y es desde entonces una realidad.

Tuve la suerte de conocer personalmente a personas alfabetizadas que posteriormente se hicieron profesionales. La Revolución, al poner fin a la ignorancia y luego de haber conquistado la libertad nacional, emprendió la batalla por una libertad más profunda y garante de la primera: la libertad interior que solo el saber procura y sostiene.

La Campaña de Alfabetización fue una de las incontables iniciativas de nuestro eterno Comandante en Jefe. Recuerdo cuando en una ocasión lanzó aquella frase: «…al pueblo no le decimos cree, le decimos lee», aduciendo la necesidad de llegar a convicciones políticas, económicas, culturales y científicas a partir del conocimiento.

Un día reunido con los pioneros les alertó que lo más importante para el estudiante es: «atender». Esas y muchas máximas del líder de la Revolución a las que podemos sumar las del Guerrillero Heroico cuando exhortaba a los jóvenes a estudiar y aprender «de todas, todas» son los pilares éticos de un proyecto como lo soñara Martí: «Con todos y para el bien de todos».

Aquel inolvidable 22 de diciembre, hace 56 años, la Plaza de la Revolución una vez más se colmó de pueblo y de alfabetizadores con sus uniformes, que junto a Fidel, celebraron el cumplimiento exitoso de una misión hermosa.

Allí, nuestro Comandante en Jefe  Fidel enfatizó la importancia de la incorporación popular, en su mayoría jóvenes, a la Campaña de Alfabetización cuya realización evidenció el apoyo decisivo del pueblo a su Revolución y a su máximo líder. «Las masas hicieron suya esta lucha; todas las organizaciones de masa hicieron suya esta bandera, y solo así habría sido posible ganar la batalla» (*)

Alfabetizar fue una labor que exigió sacrificios, incluso sangre inocente porque los enemigos de la Revolución se oponían a aquel empeño noble; los oligarcas destronados no aceptaban un pueblo culto; para ellos era preciso mantener la ignorancia en su trasnochado afán de una vuelta al pasado.

Conrado Benítez, Manuel Ascunce y el campesino Pedro Lantigua fueron mártires de aquella batalla por la conquista del saber. «Hemos ganado una gran batalla, y hay que llamarlo así: batalla, porque la victoria contra el analfabetismo en nuestro país se ha logrado mediante una gran batalla, con todas las reglas de una gran batalla. Batalla que comenzaron los maestros, que prosiguieron los alfabetizadores populares, y que cobró extraordinario y decisivo impulso cuando nuestras masas juveniles, integradas en el ejército de alfabetización «Conrado Benítez», se incorporaron a esa lucha (Aplausos). Y cuando todavía hacía falta un esfuerzo mayor, llegó un nuevo refuerzo, el último refuerzo, el refuerzo de la clase obrera directamente, a través de millares de brigadistas «Patria o Muerte». (Ibídem)

Con la proclamación de Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo se rompieron definitivamente las cadenas inmateriales de la ignorancia.

Hoy nuestras escuelas, institutos preuniversitarios, tecnológicos, escuelas-talleres y universidades son templos del saber que acogen a jóvenes -y muchos que ya no lo son- para ofrecerles una enseñanza de calidad y formarles como profesionales, técnicos y obreros calificados.

Una enseñanza que va acompañada de la educación, esa otra dimensión proveedora de valores éticos que hacen del saber una virtud para el bien universal.

Hoy es un día especial para felicitar a las maestras, maestros, auxiliares pedagógicas y todos aquellos y aquellas que de alguna manera toman parte en la enseñanza y la educación.

El magisterio es la tarea más noble y valiosa de la sociedad. Es allí donde niños y niñas reciben la luz del saber, y en cada etapa quienes la imparten son, de cierta manera, sus paradigmas.

De ahí la importancia de la ejemplaridad -en todos los sentidos- de maestros y maestras. Otro lugar importante de la formación es el hogar.

Madres y padres por igual son también educadores. El hogar es el principal apoyo para el éxito de la escuela. Cada hogar es fragua y taller de nuevos ciudadanos.

Cuba cuenta con la rica herencia de educadores como José de la Luz y Caballero, Félix Varela, Enrique José Varona y José Martí quienes son cimientos de nuestra educación.

Cada uno en su momento fue maestro y educador. Con ellos estamos en deuda y la única manera de solventarla es el comportamiento consecuente con sus preceptos.

Síntesis de aquel pensamiento e inspirador de la alfabetización ¡Es Fidel!. Nuestro invicto líder convocó a los cubanos y cubanas de hace más de medio siglo a librar la batalla contra la ignorancia, ¡y triunfamos!, porque fuimos, somos y seremos un pueblo de ¡Patria o Muerte!, porque ¡nacimos para vencer, y no para ser vencidos!

La Campaña de Alfabetización fue un hecho eminentemente popular, demostración del apoyo del pueblo cubano a su líder eterno y a su Revolución.

Por eso resultan actuales las palabras de Fidel aquel día inolvidable cuando proclamó: «…y el mérito más grande que tienen los éxitos del pueblo cuando es que viene a demostrar, precisamente, que cualquier pueblo del mundo cuando rompe las cadenas que lo atan a la esclavitud, cuando rompe las cadenas que lo atan a la explotación, cuando rompe las cadenas que lo atan al coloniaje, al vasallaje, a la dependencia y al imperialismo, es capaz de realizar las más inconcebibles proezas» (Ibídem)

Una proeza, Fidel, que alcanzamos contigo inspirados por ti. Como las que siguieron y las que enfrentaremos hoy y mañana en que tu pensamiento y ejemplo inmortales nos seguirán guiando.

Educar es nutrir la Patria, y tu condición eterna de líder y educador es nuestra savia.

(*) Fragmentos tomados del Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de la República de Cuba, en la concentración celebrada en la Plaza de la Revolución «José Martí», para proclamar a Cuba Territorio Libre de Analfabetismo, el 22 de diciembre de 1961.(Departamento de Versiones Taquigráficas del Gobierno Revolucionario). Fuente: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1961/esp/f221261e.html

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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