Si bien en algunas culturas tal fenómeno aún no se manifiesta de manera significativa, cada vez es más frecuente caracterizar de manera banal a un individuo por la etiqueta que luce en su atuendo.
Y aunque pareciera que tal observación no trasciende, el investigador brasileño Marcos Dantas asegura que “tal información genera diferencias que pueden ser empleadas en eventos posteriores”.
De manera general, se considera que los medios de comunicación e Internet son protagonistas en la formación de la sociedad consumista, por cuanto generan audiencias y las ponen en contacto con los elementos generadores de consumismo.
“Internet se ha convertido en la principal productora de espectáculos, mediante los cuales se pone en contacto a las personas con las marcas. Los medios difunden las etiquetas a través de manifestaciones que significan algo para los individuos, porque precisamente los espectáculos funcionan como mercancía”, explicó el Dr. Dantas durante una visita a La Habana.
El investigador brasileño explica que esto se encuentra estrechamente vinculado a la apropiación del trabajo vivo, donde a través de las necesidades de las audiencias se generan ganancias, las cuales serán repartidas en última instancia entre el canal de comunicación y los espacios publicitarios.
Básicamente, Google o Facebook, por ejemplo, realizan una inversión que permite a los usuarios de Internet insertar una palabra que resuma sus preferencias y a partir de las cuales se generan anuncios y promociones de mercancías.
De esta forma se produce un capital, del cual nada corresponde al usuario. Ocurre, entonces, lo que se conoce como la apropiación del trabajo de los internautas y la monopolización del mismo.
Ante el creciente consumismo y la trascendencia de las etiquetas como indicador de estilos y maneras de vivir, desde la comunicación urge crear más condiciones para que la información sea aprovechada en función de todos y no como la más valiosa de las mercancías.