Fidel: Todavía es posible construir una sociedad nueva

Durante un encuentro con intelectuales que participaron en la XX Feria Internacional del Libro Cuba 2011, Fidel recordó a los presentes que las derechas planetarias conspiran despiadadamente para hacer que el panorama actual sea mucho más complejo debido a la conjunción de varios factores.

Entre ellos mencionó los fenómenos meteorológicos extremos, por su incidencia en la producción de alimentos, y cuyos precios se dispararon en las últimas décadas.

Señaló que la seguridad alimentaria está amenazada por los altísimos costos de productos como el trigo, el azúcar, el maíz y los aceites, con un impacto brutal para los países más pobres.

Precisó, además, que el precio de las comidas es el desencadenante de los conflictos populares en el Oriente Próximo, al igual que el vertiginoso incremento de las demandas de materias primas y la voracidad y el despilfarro de las potencias más ricas actúan como un boomerang contra las economías débiles.

El líder de la Revolución Cubana afirmó que cada día nacen como promedio 80 mil personas en el planeta, lo que supone un reto a la hora de satisfacer las necesidades de calorías de esa gran masa humana.

Citó como ejemplo que en el año 2009 se utilizaron 119 000 millones de toneladas de alimentos para producir etanol, cifra que bastaría para saciar el hambre de 350 millones de seres humanos al año.

Ante tal panorama, sentenció el líder cubano, debe esperarse en pocos años un agravamiento de la situación política internacional, al no haber estrategias viables para detener estos fenómenos, sino también la carencia de agua potable y el déficit de tierras cultivables.

Con esta tónica, el intelectual venezolano Luis Brito esbozó un concepto muy interesante y que puede ser viable en las circunstancias actuales: la necesidad de reformular los planteamientos del socialismo, al que definió Socialismo del Tercer Milenio, basado en una industria social, sobre la base de reciclamiento, del uso de nuevas y alternativas fuentes de energías, y el diseño de una cooperación y colaboración sin precedentes.

Las cifras y argumentos esbozados por Fidel fueron muy elocuentes para el auditorio, y a la vez tristes, porque revelaron que hay un solo culpable: el hombre.

No obstante, el estadista cubano mostró su optimismo, pues consideró que aún resta tiempo para adoptar una posición común en torno a delicados y complejos asuntos que comprometen la existencia humana.

«Creo que deberíamos comportarnos como una familia, y compartir lo que tenemos: unos petróleo, otros alimentos, los de más allá médicos….»¿Por qué no podemos considerar al mundo como la sede de una sola familia humana?», planteó Fidel.

Ahora queda el reto de actuar consecuentemente, con energías y optimismo, porque de lo que se trata es de asegurar ese preciado tesoro que es la vida. 

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