Fortunas asesinas

Una sola de esas personas, Bill Gates, tiene una fortuna calculada en 75 000 000 000 millones de dólares; otros con 67 mil millones, 60 mil millones, en fin…

Con tales datos nadie  puede tener duda que el egoísmo es la causa primera de los gravísimos problemas de nuestra humanidad, díganse hambre, analfabetismo, insalubridad, ningún acceso a la cultura, índices alarmantes de mortalidad infantil y otros tantos insultos a la dignidad humana.

Cómo es posible, se preguntan muchos, al conocer que diariamente se vierten a la basura miles de toneladas de alimentos que compran pero no consumen las familias ricas y millonarias del gran mundo, porque al parecer para ellos es algo así como un toque de distinción; después hacen una estúpida donación en un ejercicio más estúpido aún de filantropía barata con fotografías incluidas para la imprescindible propaganda.

Otro tanto semejante sucede cuando botan increíbles cantidades de leche u otros productos alimenticios con toda intención para producir escases y, consecuentemente, elevar los precios y así obtener más ganancias. Y por supuesto, también sucede con la ropa, el calzado, etc.

Verdaderas aberraciones en la mente de estos pobres millonarios, nacidos en un sistema que los hace  proclives al más desenfrenado egoísmo. Ellos son los causantes de tanta desigualdad en este mundo que  mira  como seres inferiores a los que no han sabido ser emprendedores.

¿Alguien puede creer que un Bill Gates, Warren Buffett, Mark Zuckerberg y tantos otros multimillonarios puedan sentir pena y ayudar a paliar a los más de este mundo?; ¿sentirán compasión al ver en la televisión niños escuálidos que juegan con sus manitas sucias en las aguas putrefactas de los charcos junto a casuchas de paja?

Claro que no. Ellos son despojos resultantes de sus ambiciones. Los ven como aquel fruto que tras exprimirle el jugo nutriente se echa al basurero. Después, a lo sumo, van a la iglesia, confiesan sus pecados y un sacerdote magnánimo les perdona.

Así va este mundo, que como dice Silvio Rodríguez «…no puede más, se muere de dolor, y hay que acudir corriendo pues se cae el porvenir».

Si se es honrado y se nace pobre, no hay tiempo para ser sabio y ser rico. José Martí

 

   

   

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