Medios perversos

Claro, me refiero a los medios de comunicación de la clase dominante empeñada, como una bestia siempre sedienta, en mantener su hegemonía a toda costa, aunque para lograrlo deban morir miles de seres humanos; no importa que así sea, porque lo primordial para el gran capitalismo es mantener y engordar cada vez más su dominio sobre el mundo pobre.

En consecuencia  llegan a crear un sistema comunicacional de horror y despojo mediante lo que ahora llaman inteligencia artificial o guerra cognitiva, todo ello para mantener y seguir desarrollando  un sistema de explotación que, además, nos veamos en la obligación de agradecerlo. En otras palabras, se trata de un monstruo insaciable dotado de gran inteligencia para consumar actos criminales con derroche de morbosidad.

Claro, el objetivo supremo de estos medios es dominar el mundo pobre desmoralizándolo, tal si fuera la chatarra sobrante de una poderosa empresa capitalista. Pero lo más cínico de todo es que intentan recibir el agradecimiento de los mismos que explota. Por supuesto, esto último no es nada nuevo, siempre fue así; el pobre, embrutecido pide trabajo al rico, éste se lo brida para explotarlo y aquel le da las gracias; es la fórmula más perversa y engañosa para mantener y hacer crecer su nivel de riquezas.

Hagamos una imagen con el imperio: muchos se contentan  porque  el gran señor se fijó en ellos y, consecuentemente, le brinda todas las posibilidades para que intervenga en sus recursos naturales; comienza la explotación de tales recursos en la misma medida que crece la marginación y pobreza del pueblo; se produce la ira de las masas, y es cuando el gran señor no le queda otra alternativa que aplastar la rebelión en maridaje con el gobierno de turno. Y fin del cuento.

Lo que hoy sucede es en extremo maligno, muy peligroso y hasta desfachatado. Las fuerzas más tenebrosas hacen un esfuerzo supremo por mantener una hegemonía que ya ven en peligro; y es entonces cuando se desborda el egoísmo y quieren poseer los recursos naturales de otros pueblos para continuar su despreciable sistema de explotación. En función de tal objetivo recursos tan valiosos como el oro, el litio, el petróleo y otros quieren robarlos a sus verdaderos dueños tal si fuera un derecho sagrado de ellos. Un ejemplo reciente el de la Vice Presidenta de EE.UU. Kamala Harris en su viaje a África, acariciando la cabecita de niños que, en la práctica desprecia porque son negritos, además de que su país fue, junto a Europa, los que saquearon a ese continente. Y ahora son tan buenos que quieren ayudar a África, cuando en realidad lo que pretenden es robar y, en el mejor de los casos, hacer tratados del embudo con la parte más amplia para el imperio, por supuesto. Así son y siempre lo han sido.

Pero volvamos a los medios. Ya es  incuestionable la carrera por crear, cada vez más, medios dotados de los más asombrosos mecanismos de dominación a escala planetaria: la guerra cognitiva e inteligencia artificial. Pero tales herramientas existen para intervenir en las mentes, virar al revés lo que está al derecho, hacer creer que el capitalismo es la fórmula mágica para el bienestar de la humanidad y, además, convertirnos en cancerberos y defensores a ultranza de tanta malignidad. En definitiva, los medios de información del mundo rico ya dejaron hace mucho tiempo las funciones que le dan vida como un servicio al bien común; ahora solo viven empeñados y multiplicados en el empeño de anestesiar las mentes, de modo de poder esclavizar las conciencias de los pueblos.

Seamos realistas. Hay que luchar sin descanso para revertir tanta maldad. Veamos unas ideas de Fidel Castro: “La verdad en nuestros tiempos navega por mares tempestuosos, donde los medios de comunicación masiva están en manos de los que amenazan la supervivencia humana con sus inmensos recursos económicos, tecnológicos y militares. ¡Ese es el desafío de los periodistas cubanos!”

Autor

  • Silvio José Blanco Hernández

    Silvio José Blanco Hernández. Colaborador del Portal de la Radio Cubana. Destacado y multipremiado periodista, escritor, asesor y analista de información. Es autor de libros como "La radio, técnica, arte y magia", y "Los programas informativos de la radio... Y algo más", entre otras obras y materiales investigativos con importantes aportes metodológicos al medio radial.

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