Retos del nuevo escenario de la paz colombiana

Si bien los atractivos turísticos y enormes potencialidades comerciales del país suramericano son su carta de presentación, el conflicto armado social con los grupos insurgentes es una de las principales referencias.

Este 26 de septiembre quedó para la historia de los colombianos y las colombianas, que abrieron el camino definitivo para decir adiós a una de las conflagraciones más largas del mundo, que dejó millones de víctimas y otros efectos a lo largo de 52 años.

Los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el ELN (Ejército de Liberación Nacional) con el gobierno originaron una de las mayores crisis humanitarias del planeta, con los desplazamientos de campesinos de sus tierras y hogares a la fuerza, por lo que Colombia ocupó el segundo lugar en relación con la tasa de desplazados, seguida de Siria.

No pretendo ahondar en este complejo asunto, que conlleva al análisis minucioso desde perspectivas múltiples, aunque permítanme señalar algunos aspectos claves para comprender la magnitud del impacto social, económico, político y cultural de la guerra:

– Con la presencia de grupos armados al margen de la ley, responsables de múltiples abusos a los derechos humanos y violaciones al derecho internacional humanitario.

– Ha sido un freno para el progreso del país, debido a que las consecuencias sociales del conflicto han desfavorecido atraer capital.

– De acuerdo con cifras del Banco Mundial, Colombia es el país de Latinoamérica con mayor gasto militar en proporción a su Producto Interno Bruto (PIB).

– Durante los últimos 52 años, el costo para financiar la guerra se calcula en 179 mil millones de dólares, cantidad que lo ubica entre los 10 países del mundo que más gasta en destrucción y muerte.

– Ha tenido una pérdida en los últimos años del 4.4 por ciento del PIB, según la investigación “Costos Económicos y Sociales del Conflicto en Colombia”, de la Universidad de los Andes.

– El Gobierno de Juan Manuel Santos elevó el gasto militar a la mayor cifra de la historia con 11 mil 648 millones 825 mil 491 dólares de 2016.

– El gasto por día en guerra en la última década, con cargo al presupuesto público, equivale a lo que gastan diario tres millones de familias pobres colombianas para comer.

– Hasta la fecha, según los registros oficiales, en Colombia hay un total de 8 millones de víctimas. La cifra duplicó las estimaciones realizadas en 2011, cuando fue promulgada la Ley de víctimas y restitución de tierras.

– 622 mil afectados por la confrontación armada y 46 mil desaparecidos.

– 265 mil colombianos han sido víctimas directas de homicidio y 704 mil son indirectas, es decir, familiares de los asesinados.

– Más de 6 millones son desplazados.

– 2.5 millones de de víctimas que son menores de edad.

– Los registros de la Unidad de Víctimas colombianas señalan que hay 12 crímenes prevalentes en las denuncias: desplazamiento forzado, homicidio, mutilaciones por minas, secuestro, tortura, reclutamiento de menores, despojo de tierras, agresión sexual, amenazas y atentados, desaparición forzada y robo de bienes.

– Más de medio millón de personas fueron víctimas de dos hechos violentos, 65 mil 400 de tres y 6 mil 600 de cuatro.

– El número total de hechos victimizantes supera los 9.5 millones.

– El reporte de la Unidad de Víctimas revela que el 2002 fue el año más violento, con 817 mil 246 víctimas reportadas.

– Un total de mil 611 miembros de la comunidad LGTBI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales) fueron atacados por los actores del conflicto bélico.

No obstante, el compromiso moral y político del gobierno de Juan Manuel Santos es no vacilar ni un solo instante en cumplir lo acordado con las FARC-EP, así como materializar las medidas para la reparación de las víctimas: la indemnización, restitución, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición.

En este último aspecto, la administración ha dado pasos de avance, con los desafíos que ello implica; veamos algunos ejemplos:

– En los cuatro años de gestión de Santos han sido indemnizadas económicamente más de 628 mil víctimas del conflicto en Colombia, de las cuales más de 190 mil viven en Antioquia. Esto representa una inversión multimillonaria en dólares.

– El registro de víctimas podría superar, en las próximas décadas, los mil millones de dólares.

– Del total de las víctimas registradas hasta la fecha, 1,5 millones de personas no serían objeto de reparación, porque ya fallecieron, están desaparecidas o no procede la entrega de los beneficios.

– Las víctimas en el exterior y las nuevas víctimas tienen aún la posibilidad de inscribirse.

– Hasta el momento han sido reconocidas más de 8 mil víctimas en el exterior.

– Con el fin del conflicto armado social con las FARC-EP se abren nuevas posibilidades de progreso para el país. Un estudio elaborado por el Programa de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC) muestra que el PIB se duplicaría cada 8,5 años sin conflicto y no cada 18,5 años, como ocurre actualmente.

– El costo total de la Jurisdicción de Paz acordada durante las negociaciones en La Habana, Cuba, equivale al gasto de un mes de guerra.

-Todos los gastos de paz dedicados a excombatientes son inferiores a lo que se ha gastado en guerra cada seis meses.

– También se beneficiará la población rural, que podrá retomar la siembra.

Lo más importante para los colombianos radica en la necesidad de transformar el imaginario popular y los contenidos educativos, de modo que desaparezcan las tristezas y los rencores, y sembrar una auténtica cultura de la paz y la convivencia entre hermanos.

El drama de la guerra en Colombia encierra una historia personal y familiar, con marcas indelebles, y por consiguiente el reto de las FARC-EP -que ahora pasaría a ser una fuerza política e ideológica poderosa- es actuar en un escenario lleno de muchas dudas y muchos miedos, e implementar acciones que cambien el entorno democrático y constitucional por el bien de la ciudadanía.

¿Qué hay más allá de la firma de la paz en Colombia?, sin lugar a dudas, el camino se muestra difícil, pero el lado humano y esperanzador resulta un elemento vital para transformar la superestructura económica, política y social de un país y un pueblo que ansían la tolerancia, cambiar la matriz de opinión pública y sobre todas las cosas, la unidad, como condición insoslayable de lo que significa vivir en paz.

Fuentes utilizadas: infografías de Telesur

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