Otro bochorno de la fauna miamense

Vea usted los reconocimientos que le hicieron en el homenaje: por sus años de cárcel en Cuba, y su desempeño como embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

Un tipejo que ladra por Radio Martí, reseñando el acto planteaba: no importa cuántos premios le daremos, nunca en la vida pagaremos lo que él pagó por sus años de cárcel.

Pero no se quedó atrás una ex alcaldesa de la ciudad, afirmando: el embajador Armando, por su legado, por su coraje y valentía, por llevar su voz de libertad y esperanza a todos los rincones del planeta. Un gran patriota e ilustre cubano; la ciudad de West Miami se honra con su presencia.

Vea la fórmula insultante. Se premia a connotados delincuentes y terroristas; mientras, nunca jamás se hacen actos de desagravio y merecido tributo a tantos seres infelices que han sido asesinados a manos de policías blancos por el solo delito de ser negros, u otros, del mismo color de piel esperando la fatídica inyección letal sin que se le haya comprobado delito; y qué decir de los que morían quemados en plena vía pública a manos del Ku Klux Klan.

Este Valladares, huérfano de dignidad, fue policía del régimen de Fulgencio Batista; como les dije, su condición de paralítico en silla de ruedas fue una gran mentira, utilizada como argumento en la campaña contrarrevolucionaria que se desató a favor de su liberación, como si se tratara de una víctima que luchaba por los derechos humanos en Cuba.

Sin embargo, los grandes medios de comunicación ocultaban, tendenciosamente, que este hombrecillo fue capaz de colocar, en lugares públicos de La Habana, cajetillas de tabacos rellenos de explosivos como parte de un plan terrorista que causaría, obviamente, la muerte de muchas personas.

Pero en esta gran manía del imperio de confundir villanía con honradez y terrorismo con virtud, el entonces presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, lo nombró embajador, nada más y nada menos, ante la desprestigiada ex Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Y no le bastó, pues le concedió el máximo reconocimiento civil estadounidense, la Medalla Presidencial del Ciudadano.

No debo dejar de mencionar que en la nación de la libertad, la democracia y el respeto a los derechos humanos, llegó a ser fundador de la organización anticomunista Resistencia Internacional, y también de la Coalición Europea de Comités Pro Derechos Humanos en Cuba. Y, en el mismo límite del cinismo, preside el llamado «Proyecto Valladares», organización «sin fines de lucro» que aboga -lea detenidamente por favor- por los derechos de los niños.

No hay otra alternativa. Continuar en la lucha y la denuncia sin tregua, o ser pasto fácil de estos seres que manchan el decoro de la humanidad. Créame.

Autor