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Existe un emperador moderno, pero este es de cuello y corbata, tiene un abolengo político y burgués, por supuesto; se mueve en autos de lujo, y trabaja en un círculo muy selecto escogido de las más agraciadas figuras del aborrecible imperio actual. No se llama Nerón, su nombre es Karl Rove y sirvió al tenebroso George W. Bush como principal asesor.
Si decido que este tipejo sea el móvil de mi comentario no es, precisamente para exponer su perfil personal, sino para demostrar el retorcido pensamiento imperial, tan parecido a aquellos tiempos remotos en que vivió Nerón, en una sociedad llena de hipocresía, ansias de poder absoluto y hasta asesinatos a las propias progenitoras, como hizo aquel con su madre Agripina, según cuentan.
Resulta que algunos periodistas que cuestionaron las engañosas justificaciones de incluir a Cuba en una lista de patrocinadores de terrorismo, este “buen señor” ofreció la siguiente respuesta sin sonrojo alguno: “Nosotros somos un imperio, y cuando actuamos “creamos la realidad”, y ustedes (los periodistas) pueden escribir lo que quieran, pero quienes hacen la historia, y la hacemos a nuestro antojo somos nosotros” Señores, ¡qué clase de cinismo! Claro, cuando afirma que la historia la hacen ellos y no los pueblos, es porque entienden que deben ser a golpes y porrazos, o digamos mejor, con bombas, armas prohibidas y todo tipo de acciones aniquiladoras de los más caros intereses de la humanidad.
Se comprende, naturalmente, al decir que ellos hacen la historia a “su antojo”, ya lo sabemos muy bien: arrojaron bombas atómicas sobre ciudades indefensas de Japón matando a centenares de miles de personas en pocas horas; destruyeron Viet Nam, Laos, Cambodia, Afganistán, Irak, Libia, Siria; ordenaron matar a Lumumba y al Ché Guevara; linchamientos de Khadafi; ejecución de Saddam Hussein; diseñaron el Plan Cóndor para matar y/o desaparecer a miles de latinoamericanos; le roban recursos a Venezuela y Siria (oro y petróleo respectivamente); mantienen un cerco a Cuba mediante un bloqueo que dura ya más de 60 años; apoyan a gobiernos que constituyen un bochorno de la humanidad, como el de Israel; y en fin…la lista es demasiado extensa.
Ahora mismo, en momentos en que escribo estas ideas, soy uno de los convencidos que Estados Unidos está detrás de la situación de Palestina e Israel, fraguando un plan, a todas luces, siniestro y de una vileza sin par. Intento explicarme: el pueblo palestino viene sufriendo hace muchos años las acciones bárbaras que ejecuta Israel robándoles territorios y hasta matando a cientos de sus hijos; hay un clamor mundial para que cesen tales acciones pero el agresor se desentiende porque se siente seguro por su maridaje con EE.UU. Un día reciente Palestina ejecuta una acción de legítima defensa, y es entonces que eso, precisamente, es lo que planeaba el agresor, para tener un pretexto que le permita matar a todo un pueblo si así lo entienden conveniente, con la anuencia de ya sabe quién. Pero no hay duda: UN DÍA CAERÁ TANTA MALDAD.
“Cuando al peso de la cruz/ El hombre morir resuelve/ Sale a hacer el bien, lo hace y vuelve/ Como de un baño de luz”. José Martí