Ultraderecha, neoliberalismo, entreguismo, desamor al pueblo, inferioridad del Estado, unión estrecha con la parte podrida de la humanidad, y sus “atributos” de hambre, miseria, analfabetismo y en general todo lo que resulte de un gran abrazo al valor de los dólares por encima de los justos reclamos de los pueblos que sólo aspiran a vivir en paz y dignidad nacional. No pretenden rascacielos, ni lujos, ni autos de último modelo, únicamente pan, trabajo, cultura, y salud. Y sobre todo que se les respete como seres humanos.
Sin embargo, la victoria de Javier Milei como nuevo presidente de Argentina es como un manto negro que insistirá en retrotraer un paso atrás al pueblo noble argentino, aunque haya sido una parte de él quien votó a su favor en las urnas. No los culpo, más bien les compadezco. Es una muestra más de lo que algunos entienden como democracia, sistema que primero hace sufrir amargamente como una condición sine qua non de desprecio a las masas. No es democracia,entendida como tal, la que vende a su país al mejor postor, sino aquella que preocupada por su bienestar, le brinda la oportunidad de disfrutar de verdadera paz y bienestar al pueblo. La que no cambia amor por dólares, ni dignidad por ambiciones.
Día triste para América Latina, pues este señor Milei quiere borrar de un plumazo en Argentina todo lo bueno que se ha alcanzado en el continente, para suplantarlo por el ya carcomido neoliberalismo que estaba prácticamente sepultado, imagínese usted. Quiere reducir el papel del Estado a su mínima expresión y consecuentemente, dolarizar la economía, privatizar la petrolera YPF y otras empresas estatales, vender la televisión pública, la radio nacional y la Agencia de Noticias Telam. Es decir como él mismo ha afirmado “todo lo que pueda estar en manos privadas, estará en las manos del sector privado”
Y vea usted que ironía tan bochornosa EE.UU. Invita al nuevo presidente a trabajar juntos en materia de economía, derechos humanos, democracia y combate a la crisis climática. Es decir, precisamente en lo que el imperio no tiene derecho a hablar. Y por otra parte el nuevo conductor argentino expresa su deseo de viajar a Estados Unidos e Israel, antes de asumir el cargo.
Y la desvergüenza sigue galopando. Resulta que Donald Trump ya celebró, por supuesto, la victoria de Milei “estoy muy orgulloso de ti”, dijo sin rubor alguno. Por su parte Milei le asegura a Bolsonaro que “para mí sería un honor que viniera a mi asunción el próximo 10 de diciembre”. Como dice el dicho popular “Dios los cría y el diablo los junta”. Es que estos personajes no tienen ni la más remota idea del bien, marchan como el buey aguijoneado por la maldad, y además increíblemente se sienten felices de ser como el bruto.
Lamentablemente nada bueno le espera a Argentina. El pueblo debe estar muy atento, porque de seguro vendrán vientos huracanados del norte y de más allá como de Israel para salvar al nuevo presidente y enterrar toda acción popular intentando zafarse del yugo opresor. ¡Atentos, muy atentos para el combate!. No hay alternativa posible.
… El tigre regresa agazapado, no se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta, tiene al tigre encima”
José Martí