Una radio rebelde (II)

«Las computadoras de Holguín son los almendrones de la comunicación», esa frase me permitió hace unos años ponerle rostro a una voz: Aroldo García Fombellida, corresponsal de Radio Rebelde, en ese territorio. Pero lo distintivo de la sentencia fue la aprobación, casi unánime, de otras caras desconocidas que llegaban por primera vez a la emisora fundada por el comandante Ernesto Che Guevara en plena Sierra Maestra, y tenían la posibilidad de participar en una cita anual, para evaluar el trabajo de la emisora.

Carlos Sanabia Marrero, de Santiago de Cuba; Miosotis Fabelo Pinares, de Camagüey; Mireya Ojeda Cabrera, de Cienfuegos; Juan Carlos Castellón García, de Sancti Spíritus; Minoska Cadalso Navarro, de Villa Clara, uno a uno revelaron que eran «los boteros» de la comunicación radial en Cuba.

Para mí, aprendiz de mecánica en ese engranaje desde hacía unos meses, conocer a los periodistas contribuyó a mi interés por realizar la tesis de graduación en la emisora Radio Rebelde a la vez que encajaba las historias de toda Cuba que escuchaba por el dial con sus autores.

Los mismos que en cada emisión proporcionan una representación de la realidad nacional a través de informaciones, historias, hechos nuevos y actualizados que forman parte de la cotidianidad de los cubanos.

«El mejor trabajo es el que lo tiene casi todo: qué quiero, cómo lo quiero. No se pueden cohibir para hacerlo, debemos lograr un divorcio con el periodismo administrativo de actos y de eventos. Hay que confirmar, ver, vivir lo que sucede para no caer en superficialidades en la descripción y narración de los hechos», comentaba en aquel momento el director del Noticiero Nacional de Radio, Demetrio Villaurrutia a los «choferes de los almendrones», en aquel Balance anual de la emisora, aunque esas palabras bien se ajustan a nuestra realidad.

Esa variedad la alcanzan mediante las rutinas productivas de Radio Rebelde, teniendo en cuenta las particularidades de los diferentes territorios con la tendencia a la actualización de la prensa cubana, marcada por los análisis del último congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, una apuesta por la prevalencia de la profesión, aseguró en una entrevista Antonio Moltó, presidente de la organización.

«Hay una exigencia, que no admite dilación: que hagamos periodismo de calidad, lo que supone una voz pública reconocida, una realidad pública nacional reconocida y una reflexión desde el periodismo que remonte los problemas, las dificultades, los pesares y las angustias en el momento que corresponde a la sociedad para que esa dinámica de cambio se haga realidad. Nosotros solos no hacemos el periodismo, la sociedad propicia también el discurso periodístico. Tiene que cambiar la sociedad, tienen que cambiar las instituciones, el modo en que las instituciones se plantean la comunicación como un servicio público».

Estas inconformidades y logros marcan el desempeño de un colectivo que lleva sobre sus hombros medio siglo de historia y que sumó otro aniversario en tanto apuesta por mayor inmediatez y calidad en sus emisiones: toda una apuesta que forma parte del reto de aprender a manejar en la autopista de la radiodifusión en Cuba.

Autor